ENTREVISTA A FRANCK GONZÁLEZ GUERRA, DIRECTOR DE LA CASA-MUSEO ANTONIO PADRÓN, CENTRO DE ARTE INDIGENISTA
Tras asumir la dirección de la Casa-Museo Antonio Padrón, ¿cuáles fueron sus primeras impresiones y qué visión tenía para el museo en ese momento?
Bueno, mi relación con la Casa-Museo y con la obra de Antonio Padrón ya tiene sus años. Allá por 2013 y con motivo de las obras de su última remodelación, pude intervenir en la exposición ‘El viaje de Padrón’ abierta en la Casa-Palacio.
También tuve la oportunidad de montar la sala ‘Antonio Padrón y sus amigos. Sala indigenista’, con obras de Felo Monzón, Plácido Fleitas, Oramas y Manolo Millares, entre otros. Fue abierta en junio de 2014 en el marco de su transformación en Centro de Arte Indigenista, bajo la dirección de César Ubierna. Se daba entonces cumplida forma a una propuesta apuntada ya en 1986 por María Victoria Padrón Martinón.
Posteriormente, también tuve la oportunidad de trabajar con el magnífico equipo de la Casa-Museo en el desarrollo de exposiciones de artistas como Paco Sánchez (2017), Jerónimo Maldonado (2018) o Cristóbal Guerra (2021).
¿Cómo encontró la Casa-Museo en términos de programación, gestión y relación con la comunidad local? ¿Qué áreas identificó como prioritarias para la mejora?
La Casa de Padrón forma parte del tejido social y cultural de esta ciudad. Después de haber tenido el privilegio de trabajar en la Casa de Colón, el CAAM, la Casa de Galdós y la Casa de León y Castillo, créame cuando le digo que no hay otro museo en la isla con el que sus vecinos y paisanas se sientan más identificados.
Sin duda esto se debe al perfil del propio artista y al de una familia que ha sabido velar por su memoria. Pero también se debe, cómo no, al papel jugado por César Ubierna, Mara Caballero y a todo el equipo del museo: Carmen, Laly y Heriberto. Han sabido mantener viva la obra y la huella de Padrón. El trabajo realizado a lo largo de todos estos años ha sido clave para entender la salud de la que goza nuestro pintor entre nuestros visitantes, los colectivos sociales y los centros educativos.
¿Qué cambios o mejoras ha introducido en la Casa-Museo desde su llegada, y cómo han sido recibidos por el público y el equipo de trabajo?
Nuestra propuesta, y así se la trasladamos a nuestra llegada a la Consejera de Cultura, Guacimara Medina, parte de la necesidad de implementar en esta Casa-Museo el ‘Plan de Conservación Preventiva’, realizado por el Conservador de los Museos Insulares Ramón Gil Romero, que fue aprobado por el pleno del Cabildo de Gran Canaria en 2016.
La conservación de nuestros bienes culturales no es solo una obligación que todos los que trabajamos en los museos debemos respetar, sino un compromiso con la memoria cultural de nuestro país.
La necesidad de combatir los retos que el cambio climático está produciendo ya en la llamada ‘museografía del paralelo 28’, marcada por la cada vez más recurrente calima y sus efectos en las variaciones de la humedad relativa y temperatura, a los que se suman el impacto de la radiación y la contaminación. Estos son factores de riesgo para todos los bienes culturales, pero afectan de una forma especial la obra de Antonio Padrón por su propia naturaleza física.
A tal fin, nuestras primeras acciones han sido asegurar la estanqueidad del Estudio, activar los equipos de aire acondicionado y poner a andar un proyecto integral de climatización que permita dotar al inmueble del Estudio de las condiciones propias de un museo en un futuro próximo.
Paralelamente, hemos procedido a una limpieza en profundidad de la fuente azul, así como la retirada a una atmósfera controlada de las obras realizadas por Padrón en piedra y que estaban en el patio. Hemos restaurado las farolas exteriores del Estudio y hemos puesto en marcha un programa de mejora de las condiciones del arbolado y de las plantas de nuestro jardín, memoria viva padroniana.
También hemos dotado a la sala de exposiciones de un nuevo sistema de audio y video, así como un nuevo sistema portátil para actividades en el patio. Se han instalado taquillas y se ha remodelado la disposición de la entrada del museo, modificando también el formato de las exposiciones temporales.
¿Qué iniciativas ha desarrollado para involucrar al público infantil y adolescente en las actividades del museo?
Los programas de trabajo en museos requieren de años para poder valorar su impacto en cualquier segmento de nuestros usuarios. En este sentido, el trabajo llevado a cabo desde el museo en las dos últimas décadas está dando sus frutos ahora.
Estos son procesos a fuego lento, que requieren, como toda relación centrada en las personas, de confianza y de diálogo. Requieren de interlocutores que permanezcan en el tiempo en las instituciones, interlocutores que acaban siendo la cara amiga de cada institución.
En este sentido, el trabajo llevado a cabo desde el Servicio de Museos en el ámbito de la profesionalización del personal adscrito a esta función ha permitido dar un enorme salto adelante en museos como el León y Castillo o el Antonio Padrón.
Recientemente, hemos puesto en marcha un aula didáctica para los más pequeños, la ‘Toñoteca’, al tiempo que se han habilitado talleres con artistas destinados a diversos tipos de público. Una línea de trabajo que queremos que se mantenga en el tiempo.
Queremos que los artistas también sientan como suya la obra de Padrón. Talleres que vienen a sumarse a la línea propia del museo que lleva, desde hace muchos años, Mara Caballero.
Su formación en Historia del Arte y su experiencia en otros centros museísticos, como la Casa-Museo León y Castillo y la Casa-Museo Pérez Galdós, ¿cómo han influido en su enfoque y visión para la Casa-Museo Antonio Padrón?
Bueno, la experiencia aconseja que debemos dejar memoria de los trabajos de quienes nos antecedieron. En un país propenso a la calima, en donde el polvo de hoy tapa el polvo de ayer, regocija ver el enorme esfuerzo que profesionales como Alfonso Armas Ayala, Pedro Cullen, Alfonso Manrique de Lara, Hilda Mauricio, Rosa María Quintana o Elena Acosta han realizado a lo largo de los últimos sesenta años en los museos insulares.
Durante mis años galdosianos tuve la oportunidad de compilar aquel pequeño librito, ‘Cano 33’, al igual que durante los cinco años en los que trabajé a las órdenes de aquella tremenda profesional que fue Isabel Grimaldi, pude realizar ‘Ediciones del Cabildo. Memoria editorial de la isla’.
Desde que llegué al Antonio Padrón estoy trabajando en la redacción de dos monografías: la primera, una historia del museo. La segunda, una biografía actualizada del pintor. Toda vez que la última monografía publicada, la de Eduvigis Hernández, es de 1994, es decir, de hace 30 años, confío en que a finales del año que viene puedan salir ambas.
La investigación sobre fuentes propias y ajenas no solo nos revelan perspectivas y líneas de trabajo que pueden ser novedosas y que por algún motivo quedaron en un cajón, sino que para entender los plazos largos de los museos se requiere analizar pormenorizadamente cómo hemos llegado hasta aquí, quienes lo han hecho posible y cómo podemos mejorar, que debe ser nuestro objetivo cada día.
¿Cuáles son sus objetivos a medio y largo plazo para la Casa-Museo Antonio Padrón? ¿Qué legado le gustaría dejar al término de su gestión?
Las personas que ocupamos la dirección de un museo somos meros inquilinos de un legado que la sociedad nos confía. Nuestra primera función es, pues, con la colección insular, es decir, la colección de todos y todas las grancanarias y con los inmuebles que la albergan, no importa en qué municipio estén.
Debemos asegurar que las condiciones de los espacios museográficos a nuestro término estén en mejores condiciones que cuando los recibimos. En este sentido, desde que hace algo más de una década ocupa la Jefatura de Servicio de Alicia Bolaños Naranjo se ha hecho una labor inmensa en cuanto a la dotación de nuevos sistemas de iluminación, reponiendo proyectores en la Casa de Colón, León y Castillo y Antonio Padrón –y pronto, en la Casa de Galdós-.
Se ha hecho un trabajo enorme en la gestión de todo aquello que un museo necesita: sistemas de gestión, de climatización, de seguridad, antiincendios, instalaciones… al tiempo que se ha ido dotando de una estructura de personal mucho más acorde con los museos europeos que la que existía en 1991, cuando comencé a trabajar en el Departamento de Artes Plásticas de la Casa de Colón.
Lo mismo cabe decir con la gestión de las colecciones, especialmente a partir del ‘Plan de Conservación Preventiva’ y de los diversos documentos que se han ido elaborando desde 2017 por parte de los compañeros del equipo del MUBEA (Museo de Bellas Artes de Gran Canaria), especialmente el relativo a la ‘Museografía del Paralelo 28’.
Los museos insulares han dado un gigantesco salto adelante en las tres últimas legislaturas y hoy no solo somos referentes en el archipiélago, sino que somos pioneros en el ámbito estatal, como se puso de manifiesto con el expediente jurídico-administrativo para restituir los cuadros requisados a los descendientes del alcalde republicano de Madrid, Pedro Rico, y en otros ámbitos como el de la igualdad o en el medioambiental. Contamos con un equipo excepcional.
Respecto a la segunda pregunta, al ‘legado que me gustaría dejar’, no creo que sea función nuestra dejar legado personal alguno. El legado que importa es el legado que nos dejó Padrón. El legado que importa es el de la Colección insular.
Las direcciones somos parte de un engranaje que está formado por más de setenta personas en el Servicio de Museos en los que cada una de ellas aporta lo mejor de sí mismo. No creo en los directores estrella.
Me gusta más pensar que somos como un gran reloj, que necesita para su buena marcha tanto del engranaje más chinijo, como de las agujas que dictan la hora. La vida se ha encargado de enseñarme que no importa en dónde desarrolles tu trabajo, ni si estás arriba o abajo. La ‘auctoritas’ no se hereda, no viene con el puesto.
Como la tierra, solo se gana compartiendo el sudor, escuchando a quien sabe más que nosotros y recordando, siempre, que no somos más que inquilinos, que deberemos dejar pintada la casa cuando cerremos por última vez la puerta.