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Noticia:El Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada propone un recorrido nocturno y con música en vivo

25 de octubre de 2016

El Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar (Calle Audiencia, 2) ofrece este viernes, 28 de octubre, una visita guiada nocturna tanto al yacimiento prehispánico como a la exposición ‘El largo viaje… De Altamira a la Cueva Pintada’, que exhibe un total de 84 piezas del Paleolítico trasladadas desde Cantabria. Uno de los atractivos añadidos de la actividad será la música en vivo a cargo del grupo Bossamba Trío.

El citado centro dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria ofrece dos horarios, el primero de ellos a las 20.00 horas y el segundo a las 21.15 horas. La participación es gratuita, aunque se requiere inscripción previa acudiendo a la recepción del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada entre las 08.30 y las 15.30 horas o llamando al teléfono 928 895 489.

La iniciativa se enmarca dentro del décimo aniversario de la apertura de este espacio y plantea una mirada distinta marcada por el atractivo que encierra la noche. La iluminación artificial nocturna otorgará un carácter especial a la contemplación de la cámara decorada y al recorrido por las pasarelas que discurren sobre el caserío prehispánico puesto al descubierto alrededor de la Cueva Pintada por las distintas campañas de excavación e investigación.

Además, los integrantes de Bossamba Trío interpretarán varias piezas tanto desde uno de los miradores como en las proximidades de la cámara decorada. La formación la componen Melania Piñero (voz), Mauricio Valencia (guitarra) y Saulo Ruiz (percusión). El repertorio estará protagonizado por piezas de la música popular brasileña, en especial de la samba y la bossa nova.

Por su parte, ‘El largo viaje… De Altamira a la Cueva Pintada’ es fruto del ‘hermanamiento’ entre ambos espacios. La exhibición sobre Altamira en Gáldar incluye una representación de la industria lítica paleolítica, es decir, de herramientas elaboradas a partir de minerales, entre las que destacan las puntas y los buriles, ambos de sílex.

También aparecen agujas, arpones, punzones de hueso y elementos de adorno, como colgantes realizados con caninos atrofiados de ciervo y dientes de bisonte, zorro o caballo, así como una serie de ornamentos realizados con conchas.

Además, la Cueva Pintada expone los colorantes recuperados en Altamira, elaborados con óxido de hiero, margas (un tipo de roca sedimentaria) o carbones. Junto a ellos se podrán ver los machacadores y plaquetas en los que se trituraba

el colorante. Entre los elementos vinculados a la expresión de lo trascendente destaca un aerógrafo realizado en hueso con decoración de líneas incisas, un instrumento que se utilizaba para aplicar el color. 

La exposición va mucho más allá de un muestrario de elementos que ya de por sí reúnen un valor extraordinario para proponer una mirada inédita a ambos yacimientos. Su filosofía parte de la base de que en ambas culturas se trataba de los mismos seres humanos modernos (Homo sapiens) dotados de una misma capacidad simbólica, de un lenguaje abstracto y preocupados por un mismo anhelo: construir una sociedad para sobrevivir y conjurar la muerte.

Este proyecto expositivo conjunto afronta con éxito el reto de plasmar los nexos entre Altamira y Cueva Pintada sin obviar sus evidentes diferencias. La cueva de Altamira fue refugio de grupos de cazadores y recolectores. Durante ese tiempo, sus habitantes plasmaron en el interior de la caverna su forma de entender el mundo mediante imágenes que se conservan hoy como la expresión más espectacular del primer arte de la Humanidad.

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