La fotógrafa Teresa Correa será la primera invitada el día 15 de febrero, a las 19.30 horas, en la sede de Gran Canaria Espacio Digital, del taller denominado ‘La fotografía como proyecto personal’, que coordinará hasta el próximo mes de julio el creador canario Tomás Correa.

La citada creadora que cuenta con una dilatada experiencia en el desarrollo de proyectos fotográficos personales en los que la idea tiene una gran importancia, aborda en esta primera entrega su particular visión sobre ‘el concepto’ y su importancia a la hora de concebir las estrategias en su propuesta fotográfica. Hasta el próximo mes de julio, otros fotógrafos abordarán los cinco bloques temáticos siguientes: El momento del click (marzo), El procesado (abril), La edición (mayo), La presentación (junio) y La distribución (julio).

Con posterioridad, los días 21, 22 y 23, Tomás Correa planteará los ejercicios prácticos con sus alumnos y alumnas abordando el tema seleccionado desde distintos puntos de vista y apoyándose en diversidad de ejemplos de otros proyectos realizados por algunos fotógrafos significativos a lo largo de la historia.

Teresa Correa ha expuesto sus series fotográficas en Madrid, Seúl, Bamako, Miami o La Habana, y ha participado en diversas exposiciones comisariadas por curadoras y curadores dentro y fuera de España. Habitualmente imparte talleres sobre los procesos creativos en fotografía. Sus trabajos se encuentran en colecciones de galerías como Saro León, APM, Museo Canario, Santiago Eguidazu, Carhartt, CAAM, TEA, ULPGC, ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Seung-Il Chung o Joongmin Kim, entre otras. Además, ha trabajado en otros proyectos editoriales y cinematográficos, como los documentales ‘Maud, las dos que se cruzan’ y ‘Aislados’, en colaboración con el cineasta Miguel Morales o ‘La Puerta del Sahara’ de María Jesús Alvarado.

Según señala Correa descubrió la fotografía de manera accidental. “Quise crecer deprisa en la isla, me agobiaba la familiaridad de las relaciones y de un paisaje que de tanto transitarlo, me resultaba monótono y aburrido. Por fin, salté al continente, en esos años descubrí la fotografía”, explica la artista que reconoce que sus mejores descubrimientos los ha llevado a cabo de manera fortuita, por accidente o intuición.

“El hallazgo del punto de vista único del objetivo de la cámara hizo que, a partir de ese momento, me sintiera mucho más libre al permitirme moldear el espacio”, agrega Correa, quien se define como “una constructora de imágenes” y tiene la convicción  de que  la fotografía interviene en su trabajo como un fin en sí misma.

“Podía alterar las relaciones espaciales pero me resultaba del todo imposible alterar el curso del tiempo, desde entonces, he concentrado mi interés en intentar entender cuál es el sentido de todo esto, quizá mañana o hoy mismo mientras escribo estas líneas mis intereses sean otros, la fotografía es una llave que abre tantas puertas como preguntas quieras hacerte”.

La indagación en el conocimiento, la observación constante, el amor por la arqueología, por la antropología, pero sobre todo la pasión vital por la fotografía, desde la fotografía, son los rasgos esenciales de la obra de Teresa Correa.

Como advierte la crítica e historiadora del arte Ángeles Alemán al referirse al trabajo de Teresa Correa, “si la luz -metáfora del conocimiento- constituye el sustrato primordial en sus procesos de investigación, no nos ha de extrañar, que la fotografía sea entendida en su concepción más primigenia (luz-oscuridad), binomio que le permite a Correa establecer procesos reflexivos en cuanto a la condición humana y su papel dentro de la Naturaleza. Un recorrido vital, pues tanto el paisaje de su entorno más inmediato, como los espacios museísticos -donde esta naturaleza es clasificada, ordenada y etiquetada- pasan a ser esos lugares en los que esta artista hilvana todo su discurso artístico”.