El Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria se ha embarcado en la coproducción de la versión teatral de la obra póstuma del novelista chileno Roberto Bolaño, “2666”, junto al Teatre Lliure y el Festival Grec de Barcelona. El montaje que dirige Álex Rigola, se presenta este próximo viernes, día 22 de junio, a los medios de comunicación en las dependencias del Teatre Lliure de la Ciudad Condal, y su estreno nacional se producirá el próximo día 27 de este mes en el Festival Grec 2007. José Ramón Risueño, gerente del Teatro Cuyás, estará presente en la rueda de prensa como responsable de la dotación dependiente del Cabildo grancanario. Al teatro capitalino esta obra que ha sido adaptada por Pablo Ley y el propio Rigola, llegará en marzo de 2008.

Con escenografía de Max Glaenzel y Estel Cristiá, la obra “2666” está interpretada por un reparto de once actores que recrean las muchas historias que forman la trama de esta extensa versión teatral que converge en una ciudad mexicana donde tienen lugar una serie de sádicos asesinatos. Será posiblemente la obra de más duración que se vea nunca en el Teatro Cuyás, ya que la misma está dividida en cinco partes y cuenta con cuatro intermedios. Esta coproducción del Teatro Cuyás incluida en la que será su novena temporada 2007-2008, que será presentada oficialmente a mediados de julio, se suma a los anteriores esfuerzos que ha realizado el teatro que gestiona el Cabildo grancanario con otros importantes teatros públicos y centros productores nacionales.

Álex Rigola, el director de “2666” asegura que su versión ha “intentado traspasar al espectáculo el espíritu de la novela de Roberto Bolaño, en una especie de empresa utópica debido a la voluminosa extensión de la obra de 1124 páginas. Bolaño es uno de los novelistas en lengua castellana cuya proyección, después de su prematura muerte hace cuatro años, ha adquirido más renombre en los últimos años. Nacido en Chile, mexicano de adopción y de formación literaria, afincado en Cataluña hasta su muerte, “la circunstancia vital de Roberto Bolaño hace que su obra adquiera una mirada universal capaz de sobrevolar los espacios más amplios y sus protagonistas salten de un país a otro sin esfuerzo aparente”, según Pablo Ley, que ha trabajado en este último año junto a Rigola en la adaptación de “2666”. Roberto Bolaño dejó inconclusa la novela en la cual llevó al extremo su capacidad fabuladora.

Para el Teatro Cuyás, esta coproducción supone un nuevo espaldarazo a su política de colaboraciones mantenidas en sus ya ocho temporadas de existencia desde que fue inaugurado como espacio escénico en 1999. Su proyección en la península como teatro de exhibición fundamentalmente, pero también como centro de coproducción en algunos proyectos, ha contribuido a potenciar su excelente imagen entre los distintos agentes de las artes escénicas. Desde actores a productores, pasando por técnicos y directores de escena, han sido frecuentes los elogios recibidos a la programación y al quehacer del teatro. Otro de los espectáculos que más rédito otorgó a la participación del Cuyás en su producción, fue “La Celestina”, que dirigió el canadiense Robert Lepage con Nuria Espert como protagonista.

“2666” se estrena con carácter absoluto durante cuatro días dentro de la programación del Festival Grec 2007 de Barcelona, uno de los eventos más importantes de la temporada estival de festivales que tienen lugar en España. Del 8 al 25 de noviembre volverá a presentarse en la sala del Teatre Lliure, y en Gran Canaria podrá verse los días 7, 8 y 9 de marzo, dentro de la novena temporada del Teatro Cuyás. También han sido numerosos los teatros nacionales que se han interesado por la contratación de esta coproducción que iniciará gira tras su estreno oficial.

Según Álex Rigola, la adaptación teatral ha renunciado a reducirla “a un conjunto de palabras e ideas como la maldad, la dignidad, los paralelismos y coincidencias, la impermeabilidad del ser humano ante las desgracias que él mismo provoca, el mundo de la literatura, la muerte, el amor, lo que sabemos y desconocemos de las personas, el sufrimiento, el retrato de la sociedad que estamos creando… Siempre nos quedaríamos cortos”, señala el director al referirse a la compleja dimensión de “2666”.