Noticia(49): EL TEATRO CUYÁS PRESENTA UN “CYRANO DE BERGERAC” TAMIZADO POR LA MIRADA HUMANA DE STRASBERG (16386)
15 de abril de 2007
El Teatro Cuyás presenta a partir de este jueves, día 19 de abril, y hasta el domingo, día 22, el montaje que dirige el mítico John Strasberg, Cyrano de Bergerac, inspirado en un texto escrito en el siglo XIX por Edmon Rostand, que ha sido llevado en distintas ocasiones a la gran pantalla. Rostand escribe la obra cuando nace el teatro moderno, el teatro de Ibsen y Chéjov, aunque la ambienta en el siglo XVII, un espejo repleto de duques, condes, marquesas y guerras, y en el marco de una sociedad muy distinta en la que hombres y mujeres buscaban otros valores en su existencia. Con un amplio reparto integrado por trece actores, Cyrano de Bergerac se plantea como un extraordinario juego alrededor del amor verdadero, en el que no faltan estupendas escenografías y rico vestuario de época. José Pedro Carrión, Lucía Quintana, Cristóbal Suárez, Ricardo Moya, Miguel Esteve, Alberto Iglesias, Paco Hidalgo, Román Sánchez, NachoAldeguer, Isabel Ávila, Paloma Rojas, Antonio Gómez y Adán Barrero, conforman el reparto que dirige John Strasberg, actor, director, productor, diseñador y escritor, que ha trabajado junto a Elia Kazan, Paul Newman, Al Pacino, Marilyn Monroe, Dustin Hoffman, Robert DeNiro, Harvey Keitel.
José Pedro Carrión, que encarna a Cyrano popularmente conocido por su prominente nariz y el amor imposible nunca correspondido que profesaba a su prima Rosana-, estima que en esta obra los espectadores lloran y ríen porque el personaje ideado por Rostand tiene a la vez truco, chispa y magia. Según Carrión, Premio Nacional de Teatro, cada día es más necesario recordar a los clásicos, porque resultan elocuentes, aunque el problema radica en que seguimos haciendo un teatro que es de los muertos y debería ser de los vivos. La obra que llega al Teatro Cuyás se estrenó el mes pasado en Santander y está llena de humanidad, que es lo que le falta al teatro de hoy, añade Carrión. La versión de Strasberg, añade, según Carrión, una mirada muy personal. Hay muchas formas de ver a Cyrano pero, por lo general, siempre pensamos en un personaje que remite a su nariz. Sin embargo, lo más importante es su alma y una peripecia personal en la que se expresa una gran capacidad de amor y amistad.
Cyrano de Bergerac es una historia de amor perfecta, algo que no existe en la realidad, y que con la que me propongo tocar el corazón de los espectadores según expresa el propio director de escena. Esta obra que ha perdurado en el tiempo habla, en definitiva, de la incapacidad de los humanos por ver lo que tenemos delante, según señala Strasberg, quien confía en que los espectadores reflexionen tras la función en torno a algunos momentos de lo visto durante la representación, porque en la vida, muchas veces perseguimos un ideal, un sueño de realidad, que yo no creo que exista. El director señala además que la obra nos toca a todos porque el protagonista es alguien muy humano por lo inalcanzable que resulta alcanzar la felicidad.
En la producción de esta obra que ha sido llevada a los escenarios de formas muy diferentes y que puede ser montada de varias maneras según destaca Strasberg, el director se ha decantado por respetar la historia que está en un primer plano y evitar que se note su mano porque no debo realizar una interpretación del texto, sino que su labor consiste en realizar sugerencias al actor sobre su trabajo de interpretación. Las obras de Shakespeare pueden ser interpretar de muchas maneras, lo que no sucede en este caso porque todo está en el texto. La única excepción a estas apreciaciones se corresponde con el personaje de Rosana, que en ocasiones resulta un poco tonto y voy a intentar que sea un poco mejor.
La gran calidad que tiene el propio texto hace que Strasberg considere necesario que más que actores perfectos, el público vea sobre el escenario a seres humanos, tarea en la que el elenco de actores que encabezan José Pedro Carrión, Lucía Quintana y Cristóbal Suárez, que dan vida a Cyrano, Rosana y Cristián, respectivamente, cuentan con una exigencia añadida a la labor interpretativa al representarse en verso la totalidad de la obra. Aunque el director destaca que hay muy buena energía entre el equipo y le gustaría que el resultado de la puesta en escena fuese perfecto, reconoce que es muy difícil hablar en verso, por lo que si tuviese que realizar una elección entre un verso dicho con frialdad o la compresión de lo que se le muestra al público se decantaría por esta última opción.