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Noticia: La Casa-Museo León y Castillo de Telde revisa la contribución de la masonería a las libertades civiles en España

7 de octubre de 2019

Los días 8, 9 y 10 de octubre da comienzo en la Casa-Museo León y Castillo de Telde el seminario denominado ‘La masonería filosófica y la construcción de la sociedad’, con el propósito de proyectar la importancia que ha tenido la masonería en la historia de España y en Canarias.

Organizado por el citado museo dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario en colaboración con la Academia de Estudios Masónicos del Supremo Consejo del grado 33º y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España, el seminario cuenta con la participación de ocho especialistas en Historia Contemporánea y estudios masónicos, entre los que figuran el exministro y profesor de Derecho del Trabajo, Jerónimo Saavedra; Jesús Soriano, Soberano Gran Comendador; Cayetano Núñez, profesor de Derecho Constitucional; Rosa Martínez y Natividad Ortiz, profesoras de Historia Contemporánea o Alberto Requena, miembro de la Academia de Ciencias de la Religión de Murcia.

El seminario que será inaugurado el día 8 de octubre, a las 17:20 horas, con la conferencia que impartirá Rosa Martínez destacando la importancia de la masonería en la historia de España, reflexionará en los contenidos previstos en su programación que se extenderá hasta el día 10 del presente mes, sobre la aportación de la masonería filosófica al constitucionalismo moderno, los derechos y libertades del ciudadano, las relaciones con la mujer, la educación o la  religión. En la jornada inaugural asimismo participan Óscar Cardeñosa, miembro de la Academia de Estudios Masónicos, con la conferencia ‘Masonería y ética en el siglo XXI: La oportunidad de una necesaria valoración reflexiva’, y Jesús Soriano, director del seminario y Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del grado 33º y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España, con una intervención titulada ‘La Masonería Filosófica y los derechos y libertades del ciudadano’.

Según el director del seminario, Jesús Soriano, “la masonería se basa en el principio de igualdad entre todos los hombres, así como el derecho de expresión y reunión, ejercido con libertad, apoyado en la justicia y la equidad, que debe de reinar en todos los actos de los masones, quienes también deben ejercitar la paz y la misericordia".

Soriano advierte que la masonería ha trabajado a lo largo de la historia "por la emancipación de la mujer y su incorporación en lo político y en lo laboral o por la mejora de los sistemas educativos, llevando a la práctica la regeneración del hombre a través de la enseñanza".

El Soberano Gran Comendador agrega que a finales del siglo XIX la masonería “mostró su preocupación por los problemas sociales de la clase obrera y la lucha por los derechos civiles, propiciando un marco legal que proponía el reformismo masónico como medio esencial para alcanzar el establecimiento de justicia social e impulsando las libertades de los individuos, incluyendo procesos abolicionistas de la esclavitud y de la pena de muerte”.

Se calcula que en España existen alrededor de 178 logias regulares que congregan a unos 4.000 masones. Tres mil de ellos integran la Gran Logia de España. El Supremo Consejo del Grado 33 es una agrupación asociada a la Gran Logia de España. Desarrolla grados filosóficos que van desde el 4º (posterior a los esenciales de aprendiz, compañero y maestro) hasta el 33º y último. Su sede en España ocupa una pequeña nave cercana al madrileño parque del Retiro. Solo unos pocos llegan al 33 activo para atender las dificultades administrativas y espirituales de los miembros del Supremo Consejo, que son unos 450 de los 4.000 masones españoles.

Esta institución apareció en la península ibérica en 1728 al amparo de masones iniciados en el extranjero y, a pesar de la extrema severidad de las persecuciones a las que se vio sometida durante varios períodos, se extendió rápidamente. El reinado de Carlos III, déspota ilustrado, fue el único que permitió la creación del Gran Oriente de España en 1780. El poder de la Iglesia amordazó el movimiento y el rey absolutista Fernando VII lo declaró ilegal.

Sin embargo, la Revolución de 1868 y el Sexenio Democrático que la siguió conllevaron una serie de reformas liberales como la libertad de culto, de enseñanza y de asociación, lo que hizo surgir un clima de libertad ciudadana que permitió el desarrollo y la consolidación de logias masónicas que reunían tanto a republicanos como a espiritistas o incluso a anarquistas.

Como sintetiza el masonólogo jesuita José Antonio Ferrer Benimeli, “la historia de la masonería en España es, ante todo, la historia de su persecución”. En su libro ‘La masonería española’, Benimeli cuenta cómo ha sido prohibida durante la mayor parte de su devenir desde la fundación de la primera logia en Madrid por el duque de Wharton en 1728 hasta la democracia. Tras el auge con la II República, se aniquiló en la zona nacional durante la Guerra Civil. El “contubernio judeo-masónico-comunista” que obsesionó a Francisco Franco —cuyo hermano Ramón fue masón, y se dice que el propio dictador, antes de serlo, habría intentado ingresar en una logia— tuvo como órgano punitivo el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Sus huellas permanecen en el Archivo de Salamanca.

El Centro Documental de la Memoria Histórica del Archivo de Salamanca atesora un testimonio de primer orden sobre la represión de la masonería durante el franquismo en forma de 80.000 expedientes en un país que apenas contaba entonces con 6.000 masones. Bajo la acusación de serlo, varios miles fueron fusilados. En la entrada se recrea una supuesta logia tal y como la imaginaba Franco. Y entre las fichas de investigados hay categorías dedicadas a rotarios, teósofos, librepensadores… Expedientes que van desde Clara Campoamor hasta Victoria Kent o el expresidente de la II República Manuel Azaña. “Nombre profano: Manuel Azaña Díaz. Nombre simbólico: Plutarco. Grado masónico: 1º (aprendiz). Logias: Matritense e Hispano Americana nº 2”.

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