Noticia: Trescientas mujeres fueron procesadas en Canarias por la Inquisición entre 1505 y 1819, acusadas de brujería y herejía

2 de diciembre de 2020

Trescientas mujeres fueron procesadas en Canarias por la Inquisición entre 1505 y 1819 acusadas de brujería y herejía, según se desprende de un estudio realizado por licenciada italiana en Ciencias Políticas, Claudia Valeria Geremia, que lo dará a conocer hoy (9:00 horas-Aula 3) en el marco de la última jornada del Coloquio de Historia Canario-Americana que acoge la Casa de Colón.

Su conferencia titulada ‘Islas Canarias: mujeres, brujería y prácticas rituales de una nueva sociedad multicultural (siglos XVI-XVIII)’ es un primer avance de la tesis que realiza para el doctorado que cursa en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad de Florencia (Italia), que le ha llevado ya a analizar exhaustivamente los procesos de 135 de esas 300 mujeres.

“Estas mujeres eran principalmente las nativas de las islas y esclavas del interior y las costas de África, las cuales fueron acusadas de practicar ritos que los inquisidores denominaban como un pacto con el diablo y que, en realidad, en su mayor parte, fueron prácticas curativas transmitidas por generaciones en los que usaban medicamentos, hierbas u objetos de la vida cotidiana. Los procesos inquisitoriales en este contexto se convierten en el medio para estudiar la sociedad multicultural de Canarias, con especial referencia a África, el lugar de origen de un gran número de mujeres y hombres esclavizados”, detalla Valeria.

La idea de realizar este trabajo surgió tras analizar las actuaciones de la Inquisición en Sicilia. Fue cuando Geremia optó por continuar con sus investigaciones por otras islas, encontrando entonces en El Museo Canario los documentos de los procesos abiertos en Canarias que le han llevado a confeccionar esta tesis. Para la historiadora Canarias tiene la ventaja de atesorar en El Museo Canario “los procesos integrales, es decir, los completos, mientras que en Madrid, donde se guardan todos los documentos relacionados con la Inquisición, solo pueden consultarse los resúmenes de todas las zonas en la que en ese periodo actuó el Santo Oficio”.

Entre el Viejo y el Nuevo Mundo, las Islas Canarias que hasta 1492 estaban en las fronteras del mundo de los europeos, se convirtieron en lugares de paso y reunión de pueblos distantes entre sí, nativos de las islas, colonos y comerciantes y mercantes europeos, además de personas esclavizadas del África. En este contexto multicultural, la Inquisición española, establecida en 1505, demonizó las prácticas rituales de algunas mujeres a lo largo de su duración, llamándolas brujería.

“El Santo Oficio recogió, sin saberlo, las huellas biográficas de muchas mujeres africanas que contaron su historia y reconstruyeron sus genealogías, es decir, mujeres que confiaron su sentimiento religioso a algunas deidades que los inquisidores demonizaron. Se otorgó un fuerte valor simbólico-mágico a los objetos utilizados para llevar a cabo las prácticas, a menudo los objetos también se movían junto con las personas y luego se adaptaban al nuevo contexto, por lo que las prácticas culturales también se reconfiguraron”, explica la historiadora.

“Por tanto, se trata de procesos muy importantes para estudiar desde una nueva perspectiva las prácticas mágico rituales de la sociedad canaria en la Edad Moderna, deducir y reconstruir los mecanismos del conocimiento africano y canario aborigen en el nuevo contexto cultural”, asegura. “Si antes se consideraba diferente el conocimiento africano, más tarde se transforma para construir la identidad cultural de Canarias en la temprana edad moderna, especifica. Hierbas, medicinas, objetos y piedras permiten reconstruir la ruta de personas y todo lo que pasa por un archipiélago que está en tres continentes, y esta circunstancia solo se da en Canarias”, aclara.

“Las notas extraídas de algunos procesos demuestran claramente cómo las prácticas rituales, los objetos utilizados y las oraciones son el resultado de una mezcla cultural basada en el contacto social entre las diferentes poblaciones que vivieron en Canarias, hasta el punto de que se hace difícil entender qué pertenece a una u otra cultura”, explica Valeria. “Este contacto genera una mezcla de prácticas rituales, bastante frecuentes dentro de los procesos, donde por ejemplo el culto a los astros - presuntamente de origen africano - recibe influencias católicas dictadas por la colonización española”, añade.

Este estudio pretende también analizar el significado que tenían los objetos dentro de las prácticas mágicas. Entre los objetos que asumen una importancia mágico-religiosa se encuentran las reliquias, instrumentos rituales utilizados a menudo por las poblaciones africanas para protegerse de un peligro inminente o para recordar la suerte. “Los objetos, además de estar imbuidos del poder del inframundo, constituían para los africanos importantes símbolos, y representativo de los afrocatólicos es la piedra de ara (altar). Esta piedra, presumiblemente de mármol, puede contener o no las reliquias de los mártires, sin embargo, fue identificado como un objeto sagrado”, añade.

La piedra de ara fue a menudo la protagonista de la fechoría demoníaca de la supuesta bruja. En el extracto de un juicio contra una bruja, que tuvo lugar el 20 de febrero de 1570 por enseñar el arte de la brujería, se destaca a partir del testimonio de un testigo una oración dedicada a la piedra de ara, a partir de la cual es posible comprender el fuerte carácter mágico-simbólico que asume este objeto para quienes lo utilizan, asegura.

Esta bruja, según lo relatado por el testigo, dijo a las personas que la visitaban que durante la noche solía buscar 9 estrellas en el cielo y a cada una de ellas dedicó diferentes oraciones para conseguir algo específico para ella o para los demás. La bruja afirmó que las oraciones eran el Padre nuestro, el Ave María, el Credo y la Salve.

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