Noticia: El “Pino chico” del Cabildo de Gran Canaria reproduce el fervor y algarabía de la Romería de Teror con más de 500 piezas
1 de septiembre de 2020
El Cabildo de Gran Canaria muestra en el escaparate de su fachada una maqueta que reproduce el fervor y la algarabía que caracterizan a la Romería del Pino con más 500 piezas que parecen atravesar la cristalera para transmitir al menos una parte de la emoción que brota en la cita del 7 de septiembre y que este año no se celebrará por seguridad sanitaria, señaló el presidente de la Institución insular, Antonio Morales, que animó a la población a acercarse a contemplar la obra y mantener vivo el espíritu de este tradicional encuentro.
Este “Pino chico”, como lo definió su creador, Fernando Benítez, autor durante 11 años de la carreta del Cabildo, sumerge al espectador en esta romería a pequeña escala que recrea la llegada de las carretas con las ofrendas de los ayuntamientos y el Cabildo a los pies de la Patrona, que en esta escena ocupa su trono a las puertas de la réplica de casi 2 metros de la Basílica, estampa que el consejero de Presidencia, Teodoro Sosa, y la consejera de Cultura, Guacimara Medina, recomendaron no perderse.
En otra de las perspectivas, el río de alegría y devoción desciende por la Calle Nueva en una mezcla de rondallas en pleno baile, parrandas, y rebaños de ovejas dirigidos por sus pastores y yuntas, un bullicio que discurre entre la meticulosa reproducción de los edificios del casco histórico de la villa mariana, donde no faltan ni los emblemáticos puestos de venta de bocadillos de chorizo de Teror.
Las figuras humanas tienen una altura media de 40 centímetros, de modo que se aprecian perfectamente los detalles de los trajes tradicionales de los distintos municipios y comarcas que enriquecen esta romería en miniatura en la que su creador ha invertido 4 meses de trabajo y ha empleado elementos tan variados como maderas nobles para los balcones de la Calle Nueva, poliespán o corcho.
“Nunca pensé que me iba a tocar hacer algo así”, apuntó el artista, que afrontó el proceso creativo como “una plegaria en silencio” para lograr que el corazón espiritual de la Isla haga sentir su latido desde el interior del escaparate de la fachada del Cabildo, ocupado ahora por figuras pequeñas pero que representan un sentimiento mucho mayor que ellas.
La ofrenda real del Pino, la más atípica en 68 años de historia del acto, tuvo lugar el pasado 26 de agosto casi en la intimidad, pues su objetivo era que las delegaciones del Cabildo y los ayuntamientos depositaran sus ofrendas en un sencillo acto ante el Palacio Episcopal, pues si bien la algarabía puede esperar, no así la esencia del acto, la entrega de alimentos para las personas en situación vulnerable.