Noticia: Una maleta para llenarla de cultura e inquietudes
14 de septiembre de 2020
“Quiero pisar tu senda de romero que si esta no es mi tierra porque nací en llanura si no por nacimiento seré por sepultura canario, por derecho de muerte ¡y porque quiero!”.
Pedro Lezcano: impresor, editor, dibujante, ajedrecista, político, micólogo, dramaturgo, narrador y poeta.
Se cumplen cien años del nacimiento de un canario nacido en Madrid que, como si de un genio renacentista se tratara, logró un excelso nivel en todo aquello que hasta sus ansias artísticas llegaba. El poeta que no se quedó solo en eso… Y que solo con su poesía, con sus versos rimados, ya hubiera dejado una huella profunda y maravillosa.
Siendo un niño recaló a esta orilla atlántica para quererla, para luchar por ella y defenderla con cada acto de su existencia.
El filósofo que abrió una imprenta a finales de los cuarenta del siglo pasado, no sabía en ese momento que las tertulias que allí se organizarían iban a desembocar en la aparición de un poemario colectivo, ‘Antología cercada’ (1947) que sería como un adelanto de lo que se llamaría posteriormente la Poesía Social en España. En esta época, su espíritu libre no compaginaba con la actividad política pero sí con la lucha por sus congéneres.
Una vez hecha esta pincelada en la obra de vida de este humanista, me quiero centrar en el apartado político que llevó a cabo por su compromiso social, que siempre se vio reflejado en sus otras pasiones, sobre todo como escritor. Pedro Lezcano, conocedor de la idiosincracia de los canarios y defensor de la justicia, refleja su compromiso con esta tierra en sus escritos con olor a salitre y a Canarias.
Y esta misma defensa se propuso llevarla a cabo en el campo de la política y en una sociedad marcada por la dictadura del régimen franquista. Su manera de ser y de escribir trataron de ser doblegados por la censura y la judicialización. Recordamos el consejo de guerra al que fue sometido por su poema el ‘Consejo de Paz’, y empezamos a vislumbrar una vida pública que entendió que la política podría ser un medio de elevación terrenal y espiritual.
Una vez alcanzada la democracia, el poeta Pedro Lezcano se convirtió en un referente en esta tierra a la que los resquicios de épocas pasadas quedaron marcados en la piel de las islas.
A raíz del golpe de Estado de 1981 es cuando decide que había que hacer algo. Fue como un estruendo que hizo que su vida tomara el camino de la política.
Fue Asamblea Canaria, nacida en 1982 y en cuyo programa político se definía como fuerza política nacionalista, cuyo objetivo era la construcción de un socialismo autogestionario, y la izquierda canaria ICAN, quienes atraen su atención. Así, se presentó en las listas de la coalición Unión del Pueblo Canario como independiente, llegando a ser consejero del Cabildo, diputado de la Comunidad Autónoma, presidiendo la comisión de educación, para luego volver al Cabildo del que fue su presidente durante una legislatura. Posteriormente, siguió de consejero, encargándose de Medioambiente.
Entre la educación y el medioambiente Pedro Lezcano se movió en su compromiso político. Pero fue ‘La Maleta’ lo que enseñó a algunas generaciones a quitarse de encima la sumisión y el conformismo. Preparemos nosotros también la maleta en este centenario de uno de los intelectuales canarios más importantes, pero para llenarla de cultura e inquietudes. La maleta, en la que el gran Pedro Lezcano llevaba un libro de Galdós, del que también celebramos el centenario de su muerte, une a estos dos genios que esta tierra canaria tiene a bien homenajear.
La tengo preparada: cuatro fotos,
una escudilla blanca, una batea,
un libro de Galdós y una camisa
casi nueva.
Sí, utilicemos sus palabras y sigamos el ejemplo de su espíritu inquieto, y surquemos su mar y su fecunda tierra. A él le gustaría:
“Que no me pida licencia quien quiera cantar mis versos, mis palabras son de todos si no ¿para qué las quiero?”