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Noticia: Entrevista a la fotógrafa y arquitecta María Rodríguez Cadenas

18 de marzo de 2021

La creadora María Rodríguez Cadenas exhibe hasta el día 16 de abril la muestra denominada ‘El espacio y la mirada’ en el Centro de Artes Plásticas de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario. Se trata de un conjunto integrado por 21 imágenes, resultado de una selección de un número incuantificable de imágenes que ha tomado en diferentes momentos durante los últimos diez años. En esta entrevista la fotógrafa y arquitecta reflexiona sobre su obra y los intereses creativos que se vislumbran tras sus imágenes, algunas situadas en grandes capitales, pero también bastantes en ciudades pequeñas de Europa. La selección integra también un grupo de fotografías de un viaje realizado a Nueva York y, por supuesto, algunas obras que muestran arquitecturas contemporáneas ubicadas en Canarias.

¿Cuando decide captar un determinado motivo, enclave o espacio con su cámara en qué fija la mirada? ¿Qué le interesa recoger en ese proceso de congelación de la imagen? ¿Redefinirlo en virtud de lo sentido y experimentado en él?

Las fotografías que componen este trabajo son el resultado de mis descubrimientos en la primera visita que realizo a una arquitectura. Estas visitas son motivadas por mi deseo de ensanchar mi conocimiento acerca de la arquitectura, lo que considero parte de mi trabajo profesional como arquitecta, a través del cual busco enriquecerme de la historia, cultura y de lo que mis referentes han realizado como parte del continuo aprendizaje que, de manera personal, me propongo llevar a cabo y que luego revierte en mi acción proyectual.

En estas visitas trato de poner mis cinco sentidos para estar muy receptiva durante la experiencia con el espacio, donde con cierta lentitud, me dejo sorprender por las situaciones que se me van mostrando sin tener nada preconcebido; estando atenta a los detalles y a la experiencia espacial, donde de manera instintiva me dejo guiar mucho por la incidencia de la luz y en cómo va respondiendo ante ella la materialidad de la obra. El momento que me interesa en el que tomo la fotografía es cuando mi pensamiento se alinea con mi emoción, es decir, cuando descubro algo que me está desvelando aspectos sobre esa arquitectura que de alguna manera, en un fragmento determinado y acotado recogen la mayor parte de su esencia, identidad, complejidad e intención. Cuando este pensamiento se alinea con una emoción, es decir, cuando logro conectar con lo que estoy viendo y esto, bien por la idea que me está transmitiendo o por su fuerza estética en ese momento, me emociona, en ese momento tomo la fotografía: Una mezcla de razón y emoción.

Hay en mi trabajo y manera de entender la fotografía también una reflexión a nivel estético, en donde está la intención de comunicar complejidad de la manera más simple posible, utilizando sólo los elementos esenciales que son capaces de comunicar las ideas para el entendimiento de la verdad de ese lugar. En mi trabajo procuro que en las fotografías convivan estos aspectos.

¿De qué manera crees que los preceptos y espíritu racional de la arquitectura han determinado su mirada estética como fotógrafa?

En mi caso, fue primero la fotografía que la arquitectura y quizás, algo que de manera inconsciente me llevó a ella. Desde muy pequeña mi padre me dejaba su cámara y tuve la suerte de poder tener contacto con algo que de manera intuitiva me atraía casi como a modo de juego. Creo que el querer hacer fotografías, en mi caso, tiene que ver mucho con el hecho de que desde siempre he dibujado y he tenido contacto con las artes plásticas. El deseo está en crear imágenes e intentar comunicar y expresarme a través de ellas, y la fotografía lo que ha hecho, es hacer posible el llevarlo más allá, haciendo que la creación de esas imágenes sea a través de un juego con la realidad que ya existe.

Esta fijación por las imágenes, en mi caso, fue en gran parte lo que me llevó posteriormente a los estudios de Arquitectura. Cuando comencé la carrera en seguida hubo una rápida influencia de la disciplina en mi modo de ver y entender la realidad, en lo que se refiere al territorio y el paisaje construido. La mirada se hizo mucho más atenta y también hubo una mejora de mi capacidad de análisis, de comprensión y de espíritu crítico, cuya evolución a lo largo de los años se va reflejando en mis trabajos fotográficos; tanto en su contenido como en su estética.

A lo largo de mi trayectoria, se ha ido dando de manera natural una relación complementaria entre la arquitectura y la fotografía, que se refleja en la manera en que han ido apareciendo los diferentes temas que voy tratando al igual que en la estética que éstos adquieren. Normalmente se establece una relación estrecha entre los trabajos que realizo como arquitecta con los temas que desarrollo como fotógrafa. La fotografía va haciendo una labor de análisis, estudio crítico e investigación de lo que, como arquitecta, voy llevando a cabo o me va interesando para investigar o estudiar, pero el proceso también en algunos trabajos se produce a la inversa, como digo; son dos disciplinas que en mi caso se complementan muy bien. Por supuesto a nivel estético el estudiar y ejercer la arquitectura ha contribuido enormemente a adquirir una cierta exigencia en la composición, en la técnica y los mensajes que a través de las mismas quiero transmitir, ya que durante la carrera y la práctica el arquitecto trabaja, más que otras disciplinas en contacto con imágenes, de las que se alimenta para nutrir sus referencias o de las que de manera propia realiza para narrar y transmitir su arquitectura en forma de planos, dibujos o visualizaciones.

Entiendo todos estos trabajos personales que realizo con la fotografía como una forma de diarios que archivan mis pensamientos e inquietudes de cada época – es como un archivo de documentos que en este caso tienen forma de imagen.

¿Definiría sus imágenes como fotografías arquitectónicas?

Los trabajos que realizo, que tienen vocación de ser trabajos de autor personales como “El espacio y la mirada”,  los enmarco mejor en lo que se conoce como “documentalismo íntimo” a través de los cuales pongo el foco en documentar un tema, en este caso la Arquitectura, pero desde un punto de vista personal a través de la experiencia propia con el espacio y los lugares. Lo que quiero decir es que documento una realidad intentando que una parte de mí se transmita también de alguna manera a través de cada fotografía.

Para mí el término “fotografía de arquitectura o fotografía arquitectónica” hace alusión a una fotografía que tiene vocación de ser la descripción fiel de un edificio, por ejemplo lo que es un reportaje por encargo de una obra de arquitectura. A lo largo de mi trayectoria he realizado también este tipo de fotografía, que normalmente encarga el arquitecto que lleva a cabo el proyecto para documentar y difundir así su obra. A ambos tipos de fotografía las separa la finalidad y acercamiento bien objetivo o subjetivo. En el caso de la fotografía de arquitectura entiendo que la mirada del fotógrafo ha de quedar en un segundo plano, ya que el objetivo ha de ser describir la arquitectura, su función y características de la manera más objetiva posible. En este trabajo “El espacio y la mirada” no busco dar una descripción fiel de las arquitecturas que muestro, sino el comunicar ideas de las mismas a través de un sentir personal del espacio y los lugares. Es una interpretación personal en la que me siento libre de poder trasmitir cómo veo y siento la realidad, desde mi propia experiencia con estos espacios.

Acierto a ver en sus fotografías la sensación de que propone al espectador que sus imágenes no sean impositivas, una invitación quizás a que sea éste quien termine de interpretarlas.

Sí, ese es un aspecto muy importante para mí en estos trabajos de fotografía de autor que realizo. Intento que las fotografías no muestren nunca verdades evidentes, es decir, que éstas sean lo más abiertas posibles a través de las cuales el espectador pueda perderse con cada una mental y estéticamente, procurando que en cada imagen haya una invitación hacia el espectador para que éste realice un “viaje propio”. Que propongan una especie de enigma sin resolver en el que éste tenga que poner de su parte para completar el mismo, dejando así, libertad tanto a las imágenes como a los espectadores para que la experiencia con las obras pueda adquirir diversos e infinitos significados.

Algunas de sus fotografías te producen una sensación ambivalente: llegas a preguntarte ¿es el edificio o es la fotografía?

Creo que es una de las características de la fotografía de autor que admiro de otros creadores y que me interesa también explorar en mi trabajo fotográfico. La fotografía te puede hace dudar de la realidad que representan en su juego de abstracción de la misma, adquiriendo significados nuevos que te llevan a otros lugares más allá de lo representado.

¿En qué medida su mirada plantea una reflexión crítica de la ciudad moderna?

Yo creo que no hay crítica o postura definida si vemos las fotografías que componen este trabajo de manera individual, pero sí que creo que todas juntas dialogan en una conversación en la que más que posicionarse nos invitan a plantearnos interrogantes, los cuales nos ayudan a establecer nuestra propia postura crítica ante los temas que tratan.

En este caso, la arquitectura contemporánea e icónica de los últimos 20 años. Por ejemplo, cuestiones acerca de la relación entre estas monumentales arquitecturas y la escala humana, la idea que ha imperado en estas últimas décadas de asociar las nuevas construcciones a iconos que juegan un papel de “catedrales contemporáneas”, la relación entre lo nuevo y lo existente, lo que es innovación y lo que consideramos tradicional, las sensaciones ante el uso de los nuevos materiales y tecnologías. Este trabajo tiene la vocación de acercar aspectos de la Arquitectura a un público más amplio a través de las fotografías, pero es éste el que ha de establecer su posicionamiento ante ellas; las imágenes sólo nos trasladan algunas pistas.

Es de las arquitectas que han vivido la transición tecnológica que marca una nueva forma de ver y hacer arquitectura. ¿Cuál es su concepto de arquitectura y qué papel debería jugar como instrumento civilizador hoy en día?

Empecé la carrera en el 2006 y siento que no viví una transición tecnológica, sino que me inicié en la disciplina cuando la tecnología estaba ya totalmente establecida, siendo ésta una herramienta que con el tiempo no hace sino aumentar su presencia en el campo de la construcción, lo cual creo que es algo que, utilizado de manera inteligente, nos ayuda enormemente como profesionales a ser más precisos, rápidos y efectivos, pero para mí éstas no cambian ni redefinen lo que es la disciplina.

Para mí la Arquitectura es una disciplina que da respuesta a las necesidades y los deseos de las personas y la sociedad en relación a nuestro hábitat. Para ello entiendo la figura del arquitecto hoy en día como un profesional muy preparado y con responsabilidad que aúna en su ejercicio un gran conocimiento técnico, humanístico y también burocrático. Las respuestas suponen transformaciones de la realidad a través de proyectos de diseño que pueden tener diferente índole y escala y que hoy en día no se traducen tan sólo en la construcción de proyectos de edificación, sino que pueden tener otras manifestaciones, a través de las cuales el fin es siempre la contribución en la construcción de una sociedad mejor.

Por ejemplo, un proyecto de investigación o de carácter divulgativo, el ejercer de nexo entre diferentes agentes y disciplinas, el diseño de un proceso de participación vecinal o ahora mismo las planificaciones que se están realizando en las ciudades para ir adaptando el entorno urbano a los nuevos requerimientos que va marcando la situación de la pandemia. Todo esto son también formas de ejercer la arquitectura. Además del pragmatismo que acompaña a los procesos que diseñamos hay una voluntad intrínseca del arquitecto por aportar también una sensibilidad y una poética que hable de nuestro tiempo y que haga a las personas conectar con él; con la sociedad y con su entorno a través de los proyectos que realizamos.

¿Qué fotógrafos o fotógrafas tiene como referentes?

Uno de los fotógrafos que tengo como referencia y que más ha influido en mi trayectoria es Elliott Erwitt, cuya exposición retrospectiva en el festival de PhotoESPAÑA 2002 visité en Madrid de adolescente, experiencia que supuso mi primer contacto directo con la fotografía documental de autor. Fue una experiencia que me marcó y es un tipo de fotografía que me sigue inspirando y emocionando, por la sensibilidad e inteligencia con la que se transmite la realidad de una época. También ha ejercido una influencia en mi trabajo el movimiento llamado “nueva objetividad” que podemos asociar a la escuela de Düsseldorf, en donde Bern y Hilla Becher llevaron a cabo la primera cátedra de fotografía en dicha universidad y en donde dieron clase, formando en el marco de este movimiento a toda una generación de reconocidos fotógrafos entre los que destaco a Andreas Gursky y Thomas Struth, cuyas retrospectivas pude visitar cuando estuve viviendo en Alemania y cuyo trabajo meticuloso y de composición impecable me ha influido mucho conceptual y estéticamente.

Por otro lado, también creo que, en mi caso en concreto, para hacer fotografía me nutro mucho de otras disciplinas como la pintura y la música, disciplina que estudié (en concreto, grado medio en violín) en el conservatorio profesional de las Palmas y que creo, tiene una gran influencia en todo lo que realizo. Me siento muy afortunada de haber podido tener experiencias en diferentes disciplinas de expresión artística y de haber podido llegar a la conclusión de que entre ellas hay muchos elementos en común y un lenguaje que se rige por las mismas normas, al que se le pueden asociar atributos similares; armonía, equilibrio, ritmo, atmósfera, temperatura, serenidad…

¿Y en el campo de la arquitectura?

A lo largo de las diferentes fases que he pasado he ido teniendo distintos referentes, aunque los clásicos y los grandes maestros siempre están presentes. Existen referentes que van variando en función de lo que persigo aprender en cada etapa como arquitecta. Durante mis últimos años de carrera y sobre todo en la etapa viviendo y trabajando como arquitecta en Alemania los referentes eran los grandes estudios internacionales, que coinciden con lo fotografiado en este trabajo.

Actualmente, mi mirada se dirige hacia otros lugares. Por un lado, hacia el origen de las cosas, que hace que esté mirando sobre todo hacia la historia de la arquitectura (ahora mismo estoy estudiando, fotografiando y realizando algunos trabajos de divulgación sobre el periodo de arquitectura de la segunda modernidad en Canarias, años 60 y 70). Sobre la arquitectura contemporánea, a lo que estoy más atenta es a los proyectos que están realizando pequeños estudios en Europa de carácter local, los cuales están realizando obras a pequeña-mediana escala, con un lenguaje contemporáneo que integra en mucha ocasiones saberes y técnicas locales, que muestran respeto a la tradición e identidad de los lugares donde se asientan a través de un lenguaje contemporáneo que habla de nuestro tiempo y que se sabe beneficiar también de las nuevas técnicas. Estas intervenciones que me interesan muestran un gran respeto por el entorno y un compromiso con el medio ambiente, sensibilidad en las formas y una gran voluntad por mejorar la vida de las personas que las habitan así como a través de las intervenciones, contribuir a hacer un entorno más armonioso en los lugares donde se asientan.

El galerista Manuel Ojeda señala que su trabajo capta el alma de una ciudad que parece dormida pero que en su cámara despierta a los ojos de quién quiere mirarla de otra forma. ¿Cree que no sabemos mirar con pausa y detenimiento lo que nos ofrecen de deleite estético hoy en día nuestras ciudades?

No sé si es exactamente que no sepamos, sino más bien que hoy en día el modo de vida actual nos fuerza a tener que ir muy rápido en nuestro día a día, lo cual hace que el poder pararse y la lentitud que implica el mirar y analizar la realidad se haya convertido en un lujo o algo que simplemente no nos permitimos realizar porque no lo asociamos a una actividad productiva. Por otro lado, y a modo contradictorio, la invasión digital en todas las facetas de la vida nos hace consumir más imágenes que nunca. Creo que ante esto lo que sucede es que, aunque vemos mucho, no nos da tiempo de poder llegar a ser críticos con las imágenes ni de asimilar lo que ellas representan; hay una fatiga visual y a la vez una falta de educación visual.

Estas cuestiones llevadas a nuestra experiencia con el entorno nos hacen perdernos sin duda muchas cosas que suceden a nuestro alrededor que son valiosas y que podrían contribuir a sentirnos más orgullosos del lugar que habitamos. También en mi opinión, estamos condicionados en nuestra manera de mirar por aquello a lo que de manera directa o subliminal se nos ha enseñado a dirigir y fijar nuestra atención; ignorando y perdiéndonos así el disfrutar de otras muchas cosas y realidades que nos rodean. Creo también que nos cuesta mirar hacia ciertos lugares con libertad y sin prejuicios y esto hace que no saquemos ni lo positivo que radica en ellos, ni los cuestionamientos críticos acerca de los mismos; que simplemente basados en el prejuicio los ignoremos. En este campo pienso que hay mucho por hacer ya que veo fundamental el educar y ayudar a desarrollar una mirada crítica que nos ayude a formarnos a través de la experiencia una opinión propia y libre de las cosas que vemos y el lugar que habitamos.

¿Cómo influye la práctica fotográfica en su práctica profesional como arquitecta?

Influye mucho en la manera en la que me acerco a los proyectos y en la que surgen muchas de las ideas durante el proceso. En el acto de fotografiar se desarrolla bastante la imaginación y el pensamiento a través de imágenes que creo, es la principal manera en la que el arquitecto realiza su acción proyectual a la hora de crear procesos y de diseñar. A veces cuando como arquitecta trabajo en un proyecto de edificación o diseño, cuando estoy creando y pensando cómo concebir un espacio o proyecto me visualizo visitándolo con la cámara una vez construido. Realizo el proceso que llevo a cabo como fotógrafa pero a la inversa de alguna manera.

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