Noticia: Adolfo Roitman: “La escalada de violencia actual nos preocupa a todos aquellos que creemos en la coexistencia entre los hombres”
16 de mayo de 2021
Adolfo Roitman (Buenos Aires, 1957) es arqueólogo y experto en religiones comparadas argentino e israelí, además de conservador de los rollos y manuscritos del Mar Muerto y director del Santuario del Libro en el Museo de Israel (Jerusalén), donde se custodian estos documentos, uno de los mayores tesoros arqueológicos de la historia hallados a mediados del siglo XX. Será el encargado de impartir del 19 al 21 de mayo varias ponencias en el marco del Seminario Internacional de Arqueología Bíblica, bajo el título 'La arqueología y las Escrituras: ¿ciencia o fe?', organizado por la Casa de Colón, el Instituto Encuentro Canarias Israel y el departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Las Palmas por primera vez en Gran Canaria. El conflicto bélico que se ha recrudecido en los últimos días entre Israel y Palestina le ha impedido trasladarse a la Isla, por lo que las conferencias podrán seguirse de manera virtual.
¿Cómo está viviendo esta nueva escalada de violencia en la zona y qué opina de la situación?
La escalada de violencia actual nos preocupa a todos aquellos que creemos en la coexistencia entre los hombres, sean de razas, religiones o identidades nacionales diferentes. En lo personal, estamos muy angustiados por el futuro incierto, tanto a nivel de política exterior con los palestinos, como así también a nivel interior en todo lo que tiene que ver con las relaciones entre judíos y árabes de nacionalidad israelí. En mi condición de curador de los rollos del Mar Muerto no está en mis posibilidades influir en las grandes cuestiones de política exterior, pero sí contribuir en la medida de lo posible a desarrollar el espíritu humano. Y en este sentido, estos documentos religiosos hallados en las cuevas del Mar Muerto pueden ayudar en mucho a mejorar la calidad de vida de las personas, enseñándoles a apreciar la dimensión espiritual de la vida.
Es usted el custodio de uno de los mayores tesoros arqueológicos de la historia y la envidia de la mayor parte de los arqueólogos, por no decir de todos ¿Cómo es trabajar cada día con este privilegio y también con esa responsabilidad?
Ciertamente, es un privilegio pero a la vez una gran responsabilidad. Por un lado, debo procurar resguardar físicamente estos manuscritos y preservarlos para las próximas generaciones. Y por el otro, al mismo tiempo, debo tratar de darlos a conocer, sea por medio de exhibiciones, publicaciones o programas de difusión cultural. En este sentido, yo veo este Seminario como parte de esta estrategia, a saber: compartir con el mundo los conocimientos e información contenidos en estos documentos antiguos.
¿Continúa la búsqueda de más manuscritos?
Todo el tiempo. Es más. Este hallazgo es el resultado de una búsqueda sistemática de artefactos y textos en las cuevas del desierto de Judea, tratando con ello de adelantarse a los beduinos que acostumbran realizar excavaciones ilegales en las cuevas de la región a los efectos de vender los hallazgos en el mercado negro de antigüedades.
¿Es posible recuperar más, quedan esperanzas?
Es un hecho que después de tantos años de búsqueda, sea por beduinos o por arqueólogos, es posible hallar restos arqueológicos, sean de la época greco-romana, e incluso de épocas pre-históricas. Por lo tanto, es de esperar que futuras exploraciones de las cuevas nos permitirán encontrar nuevos hallazgos.
Con respecto a la temática y la pregunta que engloba este seminario ¿me podría decir si es ciencia o es fe?
El Seminario tiene como propósito explorar las Escrituras a la luz de la arqueología. Por siglos, las Escrituras fueron vistas como escritos bajo inspiración divina. Nuestro Seminario no tiene como objetivo confirmar o rechazar esta afirmación religiosa, sino estudiar estos escritos fundamentales de la civilización judeo-cristiana bajo el prisma de la arqueología y otras ciencias modernas, como ser: la literatura, la antropología, la historia, etcétera. En última instancia, entonces, el objetivo final es estudiar estos documentos como testimonios históricos sobre el antiguo Israel.
¿Qué aporta el contenido de los rollos respecto a confirmar hechos y personajes bíblicos?
No está en la capacidad de los rollos confirmar o desestimar la verdad de los relatos bíblicos. El verdadero aporte de los manuscritos bíblicos hallados entre los rollos del Mar Muerto -se hallaron un poco más de 200 copias- es que nos permiten recuperar versiones antiguas de los textos, y de esta manera, evaluar la originalidad de la versión masorética del texto bíblico que es la que usamos hoy en día.
En el Seminario hablará de varios personajes bíblicos. ¿Es el rey David una figura histórica o una ficción literaria?
Este tema será precisamente uno de los temas del seminario. Lo único que puedo adelantar es que, con toda probabilidad, David pudo haber sido un personaje histórico, pero muy diferente al David que nosotros conocemos por medio de las Escrituras.
¿Qué podremos conocer de los orígenes de Juan Bautista y de Jesús, según la arqueología y los rollos del Mar Muerto?
También estos dos personajes serán explorados en nuestro seminario. A mi modesto entender, ambas figuras fueron históricas, que vivieron en la tierra de Israel en el siglo I de nuestra era. En este caso, la arqueología y los rollos del Mar Muerto nos permiten contextualizar a estas figuras, sin estar en sus posibilidades de confirmar su existencia real.
Hace pocos meses se dieron a conocer nuevos fragmentos de los manuscritos del Mar Muerto ¿Dónde se localizaron? ¿Qué información adicional pueden aportar?
Los nuevos fragmentos de manuscritos hallados en el año 2019, y dados a conocer en el último mes de marzo por la Autoridad de Antigüedades de Israel, se localizaron en una cueva llamada ‘la Cueva del Horror’ en Nahal Hever, en el desierto de Judea, al sur del Mar Muerto. Estos fragmentos se suman a otros fragmentos del mismo manuscrito que fueron hallados en la década del ´50 del siglo pasado (por beduinos) y en 1961 (por arqueólogos). Estos fragmentos formaban parte de un manuscrito de hace dos mil años atrás, escrito en griego, y que contenía una traducción de una colección de libritos de la Biblia Hebrea, conocida como ‘los Profetas Menores’ o ‘los doce Profetas’. Los mismos contienen restos de la traducción de los libros de Nahún y Zacarías. Esta versión en griego es una recensión de la versión griega compuesta en Alejandría llamada la Septuaginta o versión de los Setenta (LXX).
Pese a que ya son muchas décadas que se están estudiando estos manuscritos, hace pocos meses varios investigadores desvelaron, gracias a la inteligencia artificial que, al menos, eran dos los escribas. ¿El avance de la tecnología puede aún ayudar a desvelar nuevos secretos?
Ciertamente, nuevas tecnologías se han aplicado al estudio de los rollos del Mar Muerto. Entre ellas, la inteligencia artificial, el estudio del ADN de los pergaminos, e incluso, nuevas técnicas fotográficas como es la técnica multi-epectral. En todos los casos, estas técnicas nos permiten recuperar información que le son de utilidad a los historiadores para entender temas diversos, como el origen de los documentos o la recuperación de textos borrados.
DESPIECE
Adolfo D. Roitman nació en Buenos Aires (Argentina) en 1957, donde obtuvo la licenciatura ‘cum laude’ en Antropología y un título de profesorado en historia en la Universidad de Buenos Aires. En el año 1986 se graduó de Rabino en el Seminario Rabínico Latinoamericano ‘Marshal T. Meyer’ en Buenos Aires.
Tras concluir su máster ‘cum laude’ en Religiones Comparadas, se doctoró en Literatura y Pensamiento Judío Antiguo en la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1993. En 2005 le fue concedido el título de Doctor Honoris Causa por el Rocky Mountain College (USA); en el año 2014 la Medalla de Oro de la Facultad de Humanidades de la Universidad Anáhuac, México; y en el año 2017, el segundo título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Cuyo, San Juan, Argentina. Desde el año 1994 sirve como conservador y director del Santuario del Libro en el Museo de Israel, Jerusalén.