Noticia: Cristina Alís Raurich, una de las pocas personas en el mundo que toca el órgano medieval de manera profesional
22 de noviembre de 2021
Cristina Alís Raurich, una joven catalana residente en Suiza, está estos días en Gran Canaria por primera vez para ofrecer tres conciertos con órgano medieval en los centros museísticos de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario. Solo hay media docena de personas en el mundo que se dediquen a tocar este organetto de manera profesional y además posee un órgano portativo único en el mundo, una reconstrucción del siglo XIII. Y por si esto fuera poco, ha descubierto en sus investigaciones de manuscritos la que sería la música más antigua escrita para órgano, del siglo XIV, y trabaja en desarrollar un método para estudiar el órgano portativo, ya que aún no hay nada publicado.
No solo es intérprete de música, sino que además es musicóloga y pedagoga. Y en estos momentos está haciendo un doctorado de musicología medieval y a la vez investigando un manuscrito del siglo XIII que se descubrió recientemente. Tiene a Suiza como lugar de residencia, pero su profesión le lleva a viajar por diferentes lugares del mundo, ya que además de dar conciertos es profesora en Montpellier (Francia) en un centro de música medieval y da clases en diferentes países como Italia o España. Habla seis lenguas, el catalán, el español, el inglés, el alemán, el francés y el italiano, y además tiene conocimientos de lenguas muertas como el francés y el italiano antiguo, el latín y el galaico portugués.
Reconoce que el periodo medieval le produce fascinación y fue lo que le empujó a estudiarlo. Sin embargo, hay muy pocas posibilidades para aprender este tipo de música, entre los siglos IX al XIII, porque en su mayor parte se trabaja en los siglos XIV y XV. Hasta hace muy poco tiempo no existía ningún máster o estudios que se centraran en esto exclusivamente, explica. Así que ha ido aprendiendo por su cuenta e investigando, ya que aunque parece que está todo investigado, en realidad queda mucho por saber porque hay muchas preguntas abiertas, agrega.
Un método para aprender a tocar el órgano portativo
No hay muchos profesores en el mundo que enseñen a tocar el órgano portativo, y ya ha estudiado con todos, así que gran parte del trabajo lo ha tenido que ir descubriendo ella misma porque no hay ningún método publicado. Y por ello, lo está desarrollando para poder publicarlo en un futuro para ayudar a los estudiantes.
“El instrumento parece muy fácil de tocar porque la gente cree que es de teclado, pero es de viento, porque tiene un fuelle que hay que accionar, ya que de lo contrario, no suena. Gracias a este fuelle se pueda dar la expresividad y también la afinación”, explica al tiempo que aclara que se necesita mucha paciencia para aprenderlo y meses para afinarlo. Y para aprender también se ha interesado por otros instrumentos de viento, como la flauta, el duduk o la gaita.
Tres facetas que se complementan
Cristina Alís Raurich no se ha centrado en solo una cosa porque considera que las tres -la interpretación, la investigación y la pedagogía- van unidas porque una se ayuda con la otra. “El hecho de tocar música y hacer conciertos te hace plantear preguntas que para poder responderlas me parece muy útil tener las herramientas de la musicología, que te permiten encontrar las fuentes, leer documentos en latín o francés antiguo y entender la notación musical de este periodo y el contexto cultural y social completamente diferente al actual”, asegura.
Sostiene que disponer de esa parte más científica apoya a la creación musical. Y la pedagogía también ayuda, porque es una música tan poco conocida que es necesario hacer divulgación, reconoce. Para ella, es un repertorio precioso y muy amplio, que aún no se ha terminado de conocer. “Hay mucha música del siglo XI al XV que no conocemos, muchos manuscritos de estilos y compositores diferentes, naturalmente anónimos. La gente cree que hay poco porque no se conoce, pero hay mucho repertorio”, sostiene.
Alís Raurich se considera afortunada porque en sus muchas investigaciones ha podido contribuir a nuevos conocimientos, “algo que no ocurre muy a menudo porque los manuscritos ya están descubiertos y hay poco que descubrir”, explica. Sin embargo, sus conocimientos le permitieron hallar una concordancia de un manuscrito que le llevó a constatar que sería la música más antigua escrita para órgano, datada en el siglo XIV y anónima.
Este descubrimiento le permitió entender su estilo y cómo componía. “Al principio yo misma no entendí la importancia que tenía y después lo he ido desarrollando y he entendido que es fundamental”, explica. Esta información la presentó en un congreso en Oxford.
Pese al gran desconocimiento que hay sobre la música medieval, asegura que despierta interés, también por parte del público. “A medida que pasa el tiempo vamos retrocediendo, porque hace 30 años la música barroca empezaba a hacerse más popular y en los conservatorios ya se puede estudiar, por ejemplo, viola da gamba, que antes era imposible. Ahora se ha normalizado y los conciertos de música antigua son cada vez más habituales”, asegura.
La joven sostiene que es necesario que crezca por la necesidad de seguir investigando, “porque creemos que conocemos todo el repertorio y todos los instrumentos y nada más lejos de la realidad”. Y son muchos todavía los instrumentos por recuperar. De hecho, posee dos órganos y uno de ellos es la única reconstrucción de un órgano portativo del siglo XIII, ya que los que existen son del siglo XV. “Hasta 2014 a nadie se le había pasado por la cabeza que este modelo se podía reconstruir. No había interés. Nosotros tenemos mucho por hacer y podríamos contribuir tanto a la reconstrucción de instrumentos como a la recuperación del patrimonio musical”, apunta.
Y por ese motivo, colabora con constructores de instrumentos porque considera que hay que unir fuerzas para complementarse porque el trabajo de los constructores no es el ser académico y conocer las fuentes. Reconoce que aún quedan muchos instrumentos que se pueden reconstruir, ya que hay diferentes modelos de órgano de diferente siglos y de países distintos, que no se han reconstruido aún.
En su faceta de intérprete trabaja en un proyecto nuevo en España sobre Marguerite Porete, una mujer que murió quemada en la hoguera por haber escrito un libro en el siglo XIII, además de otro sobre la historia del mago Merlín tal y como está escrita en la época medieval.
Tres conciertos en Gran Canaria
Cristina Alís Raurich ha llegado a Gran Canaria para ofrecer el concierto ‘Sancta Caecilia Beata: Misticismo y leyendas del órgano medieval’. Ya lo ha hecho en Cueva Pintada y ofrecerá este mismo espectáculo el día 22 de noviembre, a las 19:30 horas, en la Casa de Colón, y el día 25 de noviembre, a las 18:30 horas, en la Casa-Museo Tomás Morales de Moya, dentro del ciclo ‘Islas, mar, música’, una iniciativa de la Consejería de Cultura que propone un viaje musical del románico al barroco en seis centros museísticos hasta el 27 de noviembre.
DESPIECE
Trayectoria de Cristina Alís
Cristina Alís Raurich estudió piano en Barcelona y La Haya (Holanda) llegando a obtener el diploma de máster en piano. Su interés por la música medieval le llevó a obtener el diploma de máster en teclados medievales en la Schola Cantorum (Basilea). Como organetista forma parte de diferentes grupos de música medieval como ‘Donnafugata’, ‘La Douce Semblance’, ‘La Camera delle Lacrime’, ‘Vetera’ y ‘Emrys’. También colabora con otros grupos tanto medievales como de fusión, e interpreta tanto música medieval como nueva música compuesta para organetto.
La artista es una apasionada de la pedagogía en los campos de la música medieval, teclados medievales y musicología. Es profesora y asistente de dirección del curso Medieval Music Besalú (España), profesora y coordinadora del curso de verano de San Marino de Música medieval (Italia), profesora en el Centro Internacional de Música Medieval de Montpellier (Francia) y en el Centro Internacional de Música Medieval de La Valldigna (España).
Además, ofrece regularmente talleres, charlas y masterclass en conservatorios y universidades de Europa como el Conservatorio de Lyon en Francia y el Mozarteum de Salzburg en Austria. Habla seis lenguas que le permiten ayudar y guiar a aquellos que quieren aprender música medieval.
También ha colaborado con el constructor de órganos históricos Walter Chinaglia para reconstruir el único modelo que existe en el mundo de órgano portativo del siglo XIII.