Noticia: Noemí Guillermo: “José Luis Garci es una enciclopedia del cine, lo mío es pico y pala”

31 de marzo de 2022

Noemí Guillermo (Reus, 1980) tiene dos grandes pasiones que no pueden ser, a priori, más alejadas entre sí. Ejerce con gran dedicación la medicina como dermatóloga en Gran Canaria, pero dedica todo el tiempo que le queda libre a su otra gran pasión: el cine. Su afición por el cine clásico y, en especial, por el director Fritz Lang le ha llevado a convertirse en una experta de referencia en los círculos cinematográficos, llegando incluso a escribir varios libros. El 31 de marzo propone en la Casa-Museo Pérez Galdós una charla sobre cine y literatura (también es filóloga), en la que se debatirá sobre el acercamiento entre ambos géneros, sobre su pasión por el cine ‘noir’, sobre su amistad y admiración por el director José Luis Garci y, según ella misma apunta, sobre “lo que surja”.

P.- Llega a la Casa-Museo Pérez Galdós dispuesta a hablar de cine. Algunas obras de don Benito han sido llevadas al cine, e incluso a la televisión, como ‘Fortunata y Jacinta’. ¿Es fan del cine inspirado en la literatura?

R.- Sí, sin duda. Aunque es muy difícil que una película de dos horas te haga sentir lo mismo que un libro que te ha acompañado durante días o semanas. En el caso de don Benito, por ejemplo, ‘El abuelo’ de Garci me parece aún mejor que la novela. ‘Fortunata y Jacinta’, en cambio, me pareció una serie bastante aburrida. La extraordinaria novela ‘Servidumbre humana’, de Somerset Maugham, se ha llevado a la gran pantalla cuatro veces y ninguna de las cuatro versiones ha logrado igualarla. En cambio, ‘Psicosis’ o ‘El padrino’ me gustan mucho más en su versión cinematográfica que en la literaria.

P.- ¿Cómo consigue una dermatóloga que Jose Luis Garci le prologue un libro? Usted lo ha logrado con ‘Mabuse. El eterno retorno’

R.- En realidad, fue él quien se ofreció a escribírmelo. Ese libro no existiría sin su empeño. Yo no quería publicarlo, pensaba: ¿quién va a querer comprar un libro sobre Mabuse? ¡Pero si nadie sabe quién es Mabuse! Pero él insistió tanto que al final no pude negarme. Cuando me dijo que iba a prologarlo y que Luis Alberto de Cuenca iba a hacerme el epílogo, me sentí como un jugador de Tercera Regional que salta al campo a jugar un partido de Champions League de la mano de Leo Messi y de Cristiano Ronaldo. No me podía creer que eso me estuviera pasando a mí. Ese privilegio solo se vio superado cuando el año pasado me pidió que le escribiera el prólogo para su libro ‘El toque Lubitsch y otros roces’. No me va a dar la vida para agradecerle tanto.

P.- Su amor por el cine negro es solo uno de los puntos en común que le une a Garci, pero, ¿cómo llegó hasta él?

R.- Nos conocimos hace siete años en Madrid. Yo le escuchaba en la radio, en ‘Cowboys de medianoche’, y veía todos sus programas de ‘¡Qué grande es el cine!’ en Youtube. Me daba miedo conocerlo en persona por si resultaba que en las distancias cortas era un imbécil y toda esa admiración se me venía abajo. Ya sabes lo que dicen, que a la gente a la que admiras es mejor no acercarse, que luego te decepcionan. Pero resultó ser todo lo contrario. Es un hombre cercano, divertido, generoso, buena persona, y además, es el mejor conversador del mundo. Conectamos muy rápido a pesar de los casi 40 años que nos separan.

P.- Colabora en el programa de Garci en el canal ‘Trece’ y ‘Notorious Ediciones’, una de las mejores editoriales españolas especializadas en el séptimo arte, la reclama habitualmente para que participe en la mayoría de los libros que publica. ¿Es usted una enciclopedia andante de la historia del cine?

R.- Ya me gustaría a mí… Garci sí que es una enciclopedia del cine, es asombrosa la cantidad de datos que tiene metidos en ese cerebro suyo. Lo mío es de pico y pala. Cuando ‘Notorious’ me pide una colaboración, leo la novela en la que está basada la película, si es el caso, veo la película en cuestión tres veces (una en modo normal, otra para tomar notas, y la tercera para fijarme en los detalles). También veo todas las versiones que se han hecho de ella. Luego leo todo lo que encuentro sobre el film, sobre el director y los actores. Soy muy perfeccionista y eso juega en mi contra; para escribir un texto de dos páginas me puedo pegar tres o cuatro semanas.

Cuando me llaman para participar en el coloquio de ‘Classics’ sigo un patrón parecido, aunque tengo que acelerar porque me avisan con menos tiempo. Colaborar en ese programa es un sueño del que no me quiero despertar. Yo aprendí mucho con ‘¡Qué grande es el cine!’, y sentarme en la misma mesa que grandes de aquel programa como Oti Rodríguez Marchante, José Antonio Pruneda o Eduardo Torres-Dulce es algo que aún estoy asimilando. Es un lujo poder aprender de ellos.  

P.- ¿Cuándo decidió empezar a plasmar sus obsesiones cinéfilas en libros?

R.- La culpa, de nuevo, es de Garci. Él había leído un par de cuentos para niños que yo había publicado con la editorial de Richard Vaughan (el profesor de inglés) y le gustaba cómo escribía. ‘Notorious’ estaba preparando un libro sobre Fritz Lang, mi director favorito, y José Luis me dijo que yo tenía que encargarme del texto dedicado a ‘M, el vampiro de Düsseldorf’. A los editores les gustó tanto que empezaron a pedirme colaboraciones para libros posteriores. Y a partir de ahí nacieron ‘Mabuse’ y ‘Prefiero M’.

P.- Es reconocida en los círculos cinematográficos por ser una gran experta en la obra del cineasta Fritz Lang, máximo exponente del cine expresionista alemán. Además, ha escrito un libro sobre uno de sus personajes icónicos, el doctor Mabuse. ¿Siente pasión por los villanos o por el género en sí?

R.- Los villanos me fascinan porque son mucho más complejos que los héroes, y, sobre todo, porque me parecen mucho más divertidos. El mismo Fritz Lang era un villano, llegó a forjar una leyenda alrededor de su persona que le ha convertido en un personaje más de sus propias películas. Dicen que era un sádico, que estuvo a punto de quemar a la actriz principal de ‘Metrópolis’ en una pira; que varios niños estuvieron a punto de morir ahogados durante el rodaje; que en ‘M’ obligó a Peter Lorre a tirarse doce veces por las escaleras hasta que se rompió un tobillo… Por no hablar de la ¿leyenda? de que mató a su primera mujer cuando esta lo pilló en la cama con Thea von Harbou. Fritz era peor que Mabuse. 

P.- Nombre un héroe y un villano que admire en la historia del cine.

R.- Un héroe: Beatrix Kiddo, alias Mamba negra, de Kill Bill. Una heroína en tejanos y zapatillas. Un villano: ‘Mi esposo’, el doctor Mabuse. Es una broma interna entre familiares y amigos. En mi círculo a veces se dirigen a mí como ‘Doctora Mabuse’, por mi obsesión por el personaje. Si se entera de que nombro a otro, vendrá a pedirme explicaciones.

P.- ¿Le atrae la visión de la maldad que se plasma en el cine?

R.- Siento un absoluto rechazo por la maldad en la vida real, pero en el cine me tiene totalmente fascinada. Nos identificamos con los villanos porque nosotros también tenemos un lado oscuro, y el cine nos permite dar rienda suelta a nuestra ‘dark zone’ sin que nadie tenga que sufrir las consecuencias. En las películas siempre voy con el malo.

P.- ¿Y la de la bondad? ¿Cree en el cine como vía de transmisión de valores?

R.- Aquí me pasa justo lo contrario. Los personajes buenos me aburren. El mejor ejemplo es Atticus Finch, de ‘Matar a un ruiseñor’. Es tan íntegro y tan buena persona que no me despierta ningún interés. Por otro lado, por supuesto que el cine es una vía estupenda para transmitir valores. Yo pondría en los institutos ‘Casablanca’, ‘Dejad paso al mañana’ o ‘El mago de Oz’ para transmitir la importancia de la defensa de los ideales, la familia o la amistad.

P.- ¿Dejaría la medicina por la literatura o el cine?

R.- Dejémoslo en que le dedicaría menos horas de las que le dedico ahora. La medicina me aporta algo a lo que no me gustaría renunciar, que es la satisfacción de volver a casa sabiendo que le has solucionado un problema de salud a un paciente, o al menos que se ha ido más tranquilo sabiendo que ese lunar que le tenía tan angustiado es benigno. Dudo que haya algún trabajo más gratificante. Por otro lado, me encantaría tener más tiempo para escribir. Ahora me levanto a las 6 de la mañana para hacerlo antes de ir a trabajar. Si me tocara el sueldo ‘Nescafé’, quizá me lo plantearía en serio. De momento no puedo, porque tengo que pagar las facturas.

P.- Trabaja como dermatóloga. La pandemia ha disparado las consultas de muchos especialistas. Supongo que su disciplina no ha sido una excepción…

R.- No, no lo ha sido. Desde que empezó todo este lío tenemos mucho más trabajo. Los pacientes con acné, dermatitis, rosácea y psoriasis, por ponerte un ejemplo, han empeorado mucho. Piensa que, durante el desarrollo embrionario, la piel y el sistema nervioso nacen del mismo sitio, y esa relación tan estrecha hace que muchas enfermedades de la piel se desencadenen o empeoren con el estrés. Las mascarillas han sido un salvavidas contra el virus, pero han hecho estragos en la piel. También estamos viendo un aumento muy importante de casos de sarna, aunque no tenemos muy claro el motivo.

P.- ¿Cómo nace su pasión por el cine? Supongo que, como casi todos, en su más tierna infancia…

R.- Creo que nace cuando con 6 años me regalan el ‘Cinexin’, mi juguete favorito (y que aún conservo). No había un plan mejor que ver películas en la buhardilla de mi casa, proyectadas en una sábana blanca sobre la pared. Mi abuelo Francisco era proyeccionista en el cine de su pueblo y a mi abuela Julia le encantaban las películas de suspense. Los fines de semana los pasábamos en el cine ‘Palace’ de Reus, y hacíamos sesiones dobles porque te podías colar en otra sala sin que te dijeran nada.

P.- El buen cine: ¿siempre en pantalla grande o también se puede disfrutar en casa?

R.- Hace unos años te habría respondido que siempre en pantalla grande. La experiencia de ver una película en el cine no es comparable a verla en la tele de tu casa, por muy grande que sea, o en un móvil. No se disfruta igual. Ahora bien, yo he dejado de ir a las salas, por varios motivos. El primero y fundamental es que me niego a ver las películas dobladas, y en nuestra ciudad ya no hay salas en versión original, ¡qué triste fue el cierre del Monopol! El resto de motivos tienen que ver con que me hago mayor y más maniática. En las salas ponen el aire acondicionado demasiado fuerte y siempre paso frío. Luego están los que se ponen a hablar, que es para matarlos. O que suena un móvil. Y que en el sofá de casa se está muy cómodo, y tienes la mantita, y todas las películas que quieras a un golpe de clic…

P.- ¿Qué siente cuando se apagan las luces?

R.- Que mi vida se pone en modo pausa y que durante dos horas voy a adentrarme en otra realidad, en otro mundo. Que las preocupaciones se quedan fuera de la sala. Que voy a vivir una experiencia ajena que puedo hacer mía por un rato.

P.- En sus libros se adentra en el cine clásico, especialmente en el noir. ¿Le interesa también el cine actual? ¿Quiénes son sus referentes contemporáneos? Si los hay…

R.- Sigo con interés la cartelera, pero la mayoría de las veces dejo las películas a medias porque me aburren. Quizá el problema es mío, no sé. Ahora es todo demasiado explícito, no hay lugar para la imaginación. El lenguaje es muy soez, no hay frase en la que no aparezca un ‘fuck’. Tampoco me gusta ver a los actores haciendo sus necesidades. Y es muy difícil encontrar diálogos como los de antes. Piensa en ‘Johnny Guitar’ (1954). Johnny le pregunta a Vienna, celoso, a cuántos hombres recuerda: “A tantos como mujeres tú has olvidado”, responde ella. O ‘En un lugar solitario’ (1950), cuando Bogart dice: “Nací cuando me besó. Morí cuando me dejó. Viví unas cuantas semanas mientras me amó”. ¡Supera eso!

Del cine contemporáneo me quedo con Clint Eastwood y Sam Mendes (que no dejan de hacer un cine muy clásico, por otro lado). En cuanto a películas, me fascinan la trilogía del ‘Caballero oscuro’ de Nolan, ‘Ed Wood’, de Tim Burton, ‘Sospechosos habituales’, ‘L.A. Confidential’, ‘La gran belleza’…     

P.- Parece usted una mujer del Renacimiento, inmersa en mil disciplinas. ¿Cuáles son sus próximos retos?

R.- Estoy escribiendo dos libros, ambos sobre cine. Que yo sepa no se ha escrito nada sobre el tema, así que no voy a decir de qué van para que nadie me robe la idea. Desde hace unas pocas semanas tengo una minisección en Onda Cero Tarragona en la que recomiendo cine clásico, y espero que a los oyentes les guste para poder seguir haciéndolo. También deseo que ‘Classics’ renueve la próxima temporada y me sigan llamando, porque es lo que más ilusión me hace en este momento. Y seguir leyendo, viendo películas, aprendiendo…  

Noemí Guillermo. Dermatóloga, filóloga y cinéfila

Noemí Guillermo (Reus, 1980) es dermatóloga y filóloga. Es licenciada en Medicina por la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y graduada en Lenguas Modernas por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.  Ejerce la Medicina en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad en la que reside. Es especialista en Dermatología y Venereología y también tiene un Máster en Cultura Audiovisual y Literaria por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, ha sido ponente en múltiples congresos y ha publicado varios artículos en revistas científicas a nivel nacional e internacional.

Ha colaborado en varias antologías de cine y es autora de los libros ‘Mabuse. El eterno retorno’, de Notorious Ediciones y ‘Prefiero M y otras pasiones cinéfilas’, de Reino de Cordelia. Es colaboradora habitual de ‘Notorious’, del programa de Onda Cero Tarragona ‘La ciutat’ y del programa de cine ‘Classics’, presentado por el director José Luis Garci, del canal ‘Trece’.

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