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Noticia: Entrevista a Josefina Domínguez sobre pandemia y demografía. Coloquio de Historia Canario-Americana

5 de octubre de 2022

Como catedrática de Geografía Humana en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Josefina Domínguez ha dedicado gran parte de su carrera al estudio y análisis de los flujos migratorios. Dos años después del impacto que supuso la pandemia de la Covid-19, ha llegado el momento de analizar las primeras consecuencias para la demografía y los comportamientos migratorios en Canarias. En el marco del XXV Coloquio de Historia Canario Americana, que acoge la Casa de Colón hasta el día 7 de octubre, Domínguez presenta el día 5 de octubre dos ponencias en las que avanza un amplio trabajo de investigación en el que ella y su equipo están inmersos. Se han entrevistado a 1.300 informantes de todo el Archipiélago por encargo del Gobierno de Canarias. Se trata de averiguar las primeras consecuencias demográficas y migratorias de una crisis que ningún estudio científico pudo vaticinar.

 

1.- ¿Como experta en Geografía humana, cree que hubiera sido posible prever una revolución demográfica y sociológica como la pandemia del COVID-19?

R.- Salvo contadísimos augurios, considerados más propios de la ciencia ficción, era imprevisible el advenimiento de una pandemia de las dimensiones y características que ocasionó el virus SARS-CoV-2. Las pandemias originadas por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH-SIDA), el ébola, la gripe aviar y similares no habían tenido un impacto semejante y tampoco lo había sido la rapidez y forma de propagación del contagio. Sólo muy pocos científicos –por no decir ninguno–, en el ámbito de la Geodemografía, pensaba que podían alterarse las pautas de la transición epidemiológica, es decir, el cambio en los patrones de enfermedad y en las causas de muerte que venían haciendo que pasáramos a una mayor prevalencia de enfermedades crónicas degenerativas y a la disminución de los contagios infecciosos.

 

2.- ¿Cuáles son los principales impactos observados en la población canaria, con la mirada retrospectiva de dos años después?

R.- No cabe duda de que Canarias, al igual que cualquier otro ámbito geográfico del planeta, se vio afectada por una serie de impactos de carácter demográfico, social y económico a consecuencia de la pandemia. Los efectos negativos del confinamiento y de las restricciones a la movilidad tuvieron una importante repercusión en un pilar fundamental de la estructura socioeconómica insular, la actividad turística. No obstante, el ‘paraguas’ que representaron las medidas adoptadas por el Gobierno, con el amparo de la política económica de la Unión Europea, contrarrestaron sus consecuencias más nocivas.

Desde un punto de vista poblacional, la pandemia tuvo un efecto indeseado de las dinámicas demográficas. Sin embargo, desde una perspectiva geográfica comparativa, podría afirmarse que resistimos muy bien sus embates, especialmente en lo que se refiere a la mortalidad de la población anciana.

 

3.- ¿Se han tenido que reformular todas las previsiones demográficas establecidas antes de 2020? En otras palabras, ¿se ha tenido que poner el contador a 0?

R.- Lógicamente, un fenómeno como el de la pandemia obliga a una revisión de las proyecciones de población. No obstante, aun a riesgo de aventurar una interpretación que requerirá un análisis de más larga trayectoria, y más sosegado, las tendencias prepandémicas se han reanudado y no se aprecian grandes cambios. Por tanto, podría concluirse que la pandemia ha tenido unos efectos de carácter coyuntural y no de carácter estructural.

 

4.- El impacto en los índices de mortalidad es evidente, sobre todo durante el primer año pandémico. ¿Cómo ha afrontado demográficamente el Archipiélago esta terrible realidad?

R.- Como ya hemos señalado, durante la pandemia, la mortalidad en Canarias se comportó mejor que en otras comunidades autónomas. Así, la tasa de variación anual del número de defunciones en 2020 registró el valor más bajo de toda España, de tan sólo 4,6%, frente a una media del 17,7% en el conjunto del país y un máximo del 41,2% en la Comunidad de Madrid. Ello se debe a que la pandemia tuvo una menor afección en las personas de edad más avanzada.

 

5.- ¿Cuál es la situación en cuanto a los índices de fecundidad? A primera vista, cabe pensar que la incertidumbre económica y sanitaria también ha afectado gravemente a los nacimientos. ¿Tienen ya suficientes datos en la mano como para poder analizar este hecho?

R.- Es difícil estimar el impacto de la pandemia en la natalidad, pues aún no han sido publicados los datos definitivos del Movimiento Natural de Población de 2021. Por tanto, si la pandemia afectó o no a la reproducción y en qué medida sólo podrá ser estimado cuando dispongamos de esa información. No obstante, podemos aventurar que la tasa de natalidad sigue la senda descendente que venía caracterizándola, si bien es probable que, con un retroceso aún más pronunciado a causa de la pandemia, tal y como parecen apuntar los datos provisionales publicados por el INE para 2021.

 

6.- ¿Cuál es el diagnóstico final del balance entre decesos y nacimientos en Canarias, así como su consecuente impacto social?

R.- Como ya hemos señalado, la pandemia viene a profundizar en unas pautas de evolución demográfica que ya venían caracterizando a la dinámica demográfica de Canarias. La mortalidad, que venía incrementándose ligeramente, a consecuencia del envejecimiento demográfico, y la fecundidad y natalidad que venían registrando índices cada vez más bajos, seguían una senda que vino a profundizar la pandemia.

 

7.- Sin embargo, parece ser que el saldo migratorio no ha acusado el cierre de fronteras en el Archipiélago. ¿La migración irregular ha podido equilibrar la balanza demográfica?

R.- El saldo migratorio de Canarias, pese a la pandemia, siguió siendo positivo en 2020 y 2021, aunque notablemente inferior al que venía registrándose en los años 2016-2019. Realmente, el impacto en el saldo migratorio de la pandemia fue mucho menor que el de los años de la crisis económica y, especialmente, de los de la llamada crisis de deuda (2013-2016). En este sentido, no es la inmigración irregular la que lo equilibra u origina este comportamiento (o al menos en su totalidad), es la inercia de la atracción laboral y residencial para ciertos grupos de población extranjera la que explica ese comportamiento. No hay que olvidar que los mayores flujos de inmigración corresponden a los de ciudadanos nacidos en los países de la Europa Comunitaria y Reino Unido, así como de Latinoamérica y el Caribe.

 

8.- ¿Cómo se han comportado los tradicionales flujos migratorios que conectaban América Latina y Canarias después del cierre de fronteras? ¿Se han recuperado dos años después?

R.- En los años prepandémicos de 2018 y 2019, los flujos más numerosos de población procedente de Latinoamérica y el Caribe fueron los de Venezuela, Cuba y Colombia, países que siguen alimentando los flujos postpandémicos. En los dos primeros casos, a la inestabilidad política y a las dificultades económicas que, sin duda, agravó la pandemia, se suma el hecho de que se trata de comunidades consolidadas, de forma que las redes de contacto, máxime en un mundo más digitalizado, contribuyen a una continua alimentación del proceso de inmigración.

 

9.- ¿Existe algún estudio en firme sobre el fenómeno de los ‘nómadas digitales’ en Canarias? Si es así, ¿qué datos arroja sobre su impacto real en la sociedad canaria?

R.- Al tratarse de un proceso de movilidad humana relativamente reciente y novedoso, solo hay unas pocas publicaciones al respecto. Y si aún no ha visto la luz una cuantiosa literatura académica acerca de este fenómeno, aún es menor la valoración de su impacto, máxime si tenemos en cuenta que es un proceso dúctil, que es difícil caracterizar como fenómeno migratorio o turístico. Por ello, también es difícil de aprehender desde una perspectiva cuantitativa.

 

10.- ¿La evolución de la situación demográfica es homogénea en todos los territorios insulares o existen disparidades insulares o locales? Si es así, ¿cuáles serían los casos más extraños o dignos de reseña?

R.- No cabe duda alguna de que hay grandes disparidades insulares y locales en cuanto a los comportamientos demográficos de Canarias. Son dos los factores que inciden en esas diferencias. Por una parte, la estructura demográfica, es decir, la composición de la población por sexo y edad y, especialmente, por edad. Las áreas más envejecidas tienen dinámicas distintas respecto a las de aquéllas con una mayor proporción de población joven. Ese contraste se aprecia no sólo entre ámbitos rurales y urbano-turísticos, sino incluso a nivel de barrios en las mayores entidades de población.

Por otra parte, el mercado laboral y el mercado de la vivienda. Estos son los que determinan la mayor o menor atracción residencial para la población inmigrada, lo cual origina también grandes contrastes territoriales.

 

11.- ¿Qué muestran los indicadores demográficos a corto y medio plazo? ¿Es posible hacer algún diagnóstico de la evolución poblacional en el contexto actual?

R.- Es conveniente disponer de proyecciones de población. Así lo considera el Instituto Nacional de Estadística, que viene realizándolas periódicamente, con técnicas muy avanzadas. No obstante, a la incertidumbre que habitualmente rodea estos cálculos se sumó, en el cambio de siglo, el impacto de la inmigración, cuya dimensión no se había previsto y, más recientemente, el de la COVID-19, que ha obligado a recalcular las cifras. Si se me pidiera que definiera las tendencias demográficas de los próximos años, con toda la cautela que cualquier estimación poblacional requiere, diría que seguirá disminuyendo la natalidad (a ello contribuirá el que llegarán a las edades fecundas generaciones menos numerosas), incrementándose la mortalidad (por efecto del envejecimiento demográfico) y aunque no se aprecia en el horizonte un cambio de tendencia en cuanto a la fecundidad o número de hijos por mujer, sería deseable una inversión de esa evolución descendente.

 

12.- ¿Y con respecto a los movimientos migratorios?

R- Finalmente, con respecto a la inmigración, la especialización productiva del Archipiélago, el incremento de las expectativas profesionales de la población de Canarias, con la consiguiente necesidad de cubrir empleos de menor cualificación, la posición geoestratégica en relación con el continente africano y los desequilibrios globales de renta y riqueza hacen augurar una tendencia a la inmigración o, mejor aún, a la movilidad humana. Se trata de un indicador de desarrollo que ofrece una imagen de contraste con respecto a los episodios de hambruna y miseria que contribuyeron a la episódica emigración de población.

 

Sobre Josefina Domínguez Mujica

Josefina Domínguez Mujica es catedrática de Geografía Humana en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Ha dedicado la mayor parte de su investigación al estudio de las migraciones desde la perspectiva de la Geografía Humana. Ha colaborado y dirigido diferentes proyectos de investigación financiados por instituciones públicas españolas y ha participado en dos comités de expertos en el tema de la inmigración a Canarias. Desde 2012 es presidenta de la Comisión de la Unión Geográfica Internacional sobre el Cambio Global y la Movilidad Humana.

Forma parte del Comité Científico de los Coloquios de Historia Canario Americana. En su XXV edición presenta los resultados de su trabajo de los últimos años con la ponencia titulada ‘Dos años de pandemia en Canarias: impactos en la evolución demográfica insular’, junto a Ramón Díaz Hernández. También expone el trabajo ‘La afección de la pandemia de Covid-19 en las migraciones internacionales de Canarias’, junto a Mercedes Ángeles Rodríguez.

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