Noticia: Mayo se escribe con eme de Museo. Franck González: “Los museos estamos obligados a apoyar la producción cultural local”
16 de mayo de 2020
Un museo que no abre sus puertas, que no atiende las demandas de la ciudadanía no es museo, es otra cosa: es un almacén. Es lo primero que nos cuenta Franck González, director-conservador de la Casa-Museo León y Castillo de Telde desde 2018. “Los museos —añade— estamos para servir a la comunidad y tenemos que hacer un esfuerzo para trasladar los valores ciudadanos que representamos y el conocimiento que conservamos de la mejor manera posible, al tiempo que debemos promover, apoyar y proyectar la producción cultural local”. En esta entrevista traza un recorrido por la historia del citado museo teldense perteneciente a la red de centros de la Consejería de Cultura del cabildo grancanario, destacando la enorme labor que, durante cuarenta años, ha realizado su antecesor en la dirección del mismo, Antonio González Padrón.
¿Cómo se ha venido articulando el crecimiento de la Casa-Museo León y Castillo de Telde?
El museo y el propio edificio ha ido creciendo a lo largo de los años. Lo mismo cabe decir respecto al equipo que en cada momento se ha volcado en cada uno de los proyectos, exposiciones y actividades de todo tipo organizadas. Desde su llegada, González Padrón comienza a plantear exposiciones, conferencias y a difundir el legado de León y Castillo, con lo que convierte al museo en un polo de atracción. En los años ochenta y noventa se proponen programas más ambiciosos y en 1998 surge el primer Curso de Historia Política Contemporánea —dirigido por José Miguel Pérez— que marcará un antes y un después en la historia del centro. A partir de ahí se abren otras vías con los cursos de Historia de las relaciones internacionales, dirigidos desde 2008 por Javier Ponce, o las Jornadas del Agua, dirigidas desde 2010 por Juan Ismael Santana. Así, la Casa-León y Castillo centra su ámbito de trabajo en las relaciones sociales, políticas y diplomáticas del siglo XIX y XX, sin descuidar otras iniciativas de carácter pedagógico y divulgativo. Antonio González siempre defendió la necesidad de programar actividades dirigidas a todo tipo de públicos.
En 2018 asume la dirección de este museo, tras una carrera vinculada a los museos del Cabildo de Gran Canaria desde su incorporación al Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) en 1989, que más tarde también dirigiría. ¿Qué impronta ha imprimido a su gestión?
Cuando llego a la Casa-León y Castillo de Telde propongo ampliar las directrices marcadas por el anterior director, abriendo nuevas líneas de actuación e incorporando la perspectiva de género. Ponemos en marcha el proyecto de Ana Méndez, compañera del Cabildo en la Casa-Museo Pérez Galdós, ‘Mujeres en Guerra’, que desarrolla una serie de películas vinculadas al conflicto —que es la base de trabajo de cualquier diplomático— pero visto desde el punto de vista de las mujeres. También ponemos en marcha el ciclo ‘Más que musas’, con el que pretendemos promover una reflexión sobre el papel que han desarrollado las mujeres en varios ámbitos de la cultura y la sociedad en Canarias. Por la Casa ya han pasado personalidades de la talla de Mela Campos, Isabel Torón Macario, Berbel o Elsa López. En un museo en el que ha primado la visión masculina de la historia nos parece importante ampliar esa lectura desde una óptica mucho más contemporánea. Una visión que recoja el papel del otro cincuenta por ciento de la humanidad.
Detrás de estas iniciativas existe un evidente interés por acercar al centro a nuevos públicos.
Sí, por ejemplo, en ‘Patios Encantados’, hemos trabajado con cantautoras y cantautores jóvenes. Hemos querido buscar otros públicos e incorporar lo que se conoce como el no-público, es decir, aquellas personas que de otro modo no se acercarían al museo y que han funcionado francamente bien, con llenos en prácticamente todos los conciertos que hemos realizado. Y ha facilitado algo que creo que es fundamental en los museos —y que ahora mismo no se ve así— que es apoyar el tejido de la producción local. Nosotros tenemos la obligación de facilitar, de favorecer, de proyectar a la gente que está trabajando en nuestra tierra y que, en ocasiones, tiene dificultades para encontrar un lugar adecuado para mostrar su trabajo de forma digna. Y cobrando por su trabajo, naturalmente, como ocurre en cualquier ámbito laboral. Los museos somos una parte esencial del canal público de distribución cultural. Un canal que, en un país como este, juega un papel vital para el mantenimiento de un tejido cada vez más amenazado.
Generar sinergias con los nuevos agentes…
Eso es. Mucho del conocimiento de nuestra quinta, de los procesos culturales de los años anteriores desaparecerá con nosotros y es importante que se establezcan esos vínculos entre la gente de las nuevas generaciones, sobre todo para que proyecten esa tradición de la modernidad. De ahí la importancia de incorporar a la programación de los museos las perspectivas de profesionales más jóvenes, caso de las periodistas Luisa del Rosario, Nora Navarro o Carmen Delia Aranda, con propuestas como ‘Más que musas’ o Ana Méndez en ‘Mujeres en guerra’. Tenemos que articular la forma de trasladar la antorcha de la mejor manera posible.
¿Cómo?
Lo que está claro es que ni podemos seguir con esquemas de hace 50 años ni tampoco podemos competir con los canales de distribución cultural privados. Nuestro papel es otro. Nosotros tenemos que transmitir valores, en los museos estamos hablando de derechos ciudadanos, de integración, de igualdad, de progreso. ¿Cómo? Pues a través de los programas de género, activando iniciativas de integración de colectivos en riesgo de exclusión social, eliminando barreras arquitectónicas, con una programación inclusiva. Ámbitos en los que el Servicio de Museos del Cabildo de Gran Canaria lleva siendo pionero en Canarias desde hace más de una década.
Gestionar un servicio público para trasladar aquellos valores que compartimos como ciudadanos desde la conservación y la investigación sobre el patrimonio insular, difundiendo y trasladando nuestros contenidos a través del Área de Comunicación de Cultura —otra de las claves del éxito de este Servicio de Museos— y de todos los Departamentos de Educación y Acción Cultural que juegan en nuestra isla un papel clave a la hora de facilitar la igualdad en el acceso al conocimiento para toda la ciudadanía. Los museos son espacios en los que todos podemos compartir aquellos valores de la ilustración —libertad, igualdad, fraternidad— que nos ha permitido crecer e integrarnos como ciudadanos europeos libres. Nuestra tarea diaria es que eso siga siendo así mañana. Al menos, ese el planteamiento con el que yo me levanto todos los días.
Los antecedentes del museo teldense
La Casa-Museo León y Castillo es el tercer museo que abre el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Matías Vega Guerra, en estrecha colaboración con Néstor Álamo, hasta entonces su secretario personal. Al llegar a la presidencia, en 1945, Vega Guerra establece un plan de trabajo en Cultura que incluye la apertura del Archivo Histórico Provincial y el Museo de Bellas Artes. En 1951 la Casa de Colón abre sus puertas y, al año siguiente, lo hace, en la primera planta del edificio, el Museo de Bellas Artes. También en 1952 se compra la casa donde nació en Telde Fernando León y Castillo, con la idea de abrir un museo dedicado a la figura del político y diplomático. Tras la remodelación del inmueble de la mano de Santiago Santana —que se convertirá en uno de los pilares de la acción cultural de Vega Guerra— y del también pintor José Arencibia Gil, se inaugura en 1954 la Casa-Museo León y Castillo como Biblioteca-Museo. Este formato, que años más tarde se seguirá también en la Casa-Museo Pérez Galdós pretendía convertir las bibliotecas en focos activos para la dinamización de la cultura en una época en la que el índice de analfabetismo era muy elevado. Con la llegada de la democracia la corporación insular pondrá en marcha los planes culturales que vendrán a dar un nuevo impulso al papel de los museos. En este marco de trabajo, el director de los museos insulares, Alfonso Armas Ayala, llamará en 1979 a Antonio González Padrón, recién licenciado en Geografía e Historia, en la especialidad de Historia del Arte, por la Universidad de La Laguna, para que se ocupe de la Casa-Museo León y Castillo. Durante cuarenta años fue su responsable propiciando el considerable crecimiento que mantuvo durante sus años de gestión.