El espectáculo escénico ‘El crimen de la calle Fuencarral’ concebido en el marco del gran proyecto de experimentación escénica ‘Laboratorio Galdós’, ha obtenido dos premios Réplica en la XI edición de los Premios Réplica, entregados este martes pasado en el Espacio La Granja de Santa Cruz de Tenerife.

El citado montaje, segundo de los producidos por Unahoramenos de la trilogía que acaba de concluir con el pasado estreno de la última obra de la serie, ‘El último viaje de Galdós’, recibió el galardón a la Mejor Dirección Teatral por el trabajo de Mario Vega, así como a la Mejor Interpretación, que recayó en Marta Viera.

‘El Crimen de la Calle Fuencarral’, cuyo texto firma el dramaturgo colombiano Fabio Rubiano, se encontraba nominado a cinco Premios Réplica (Mejor Espectáculo de Teatro, Mejor Dirección, Mejor Interpretación, Mejor Iluminación y Mejor Espacio Escénico) 

Organizados por la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Canarias Réplica, los dos premios otorgados a esta producción de Unahoramenos, vuelven a poner de manifiesto la calidad y la dimensión del ‘Laboratorio Galdós’, un proyecto en el que se ha involucrado también el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria y que ha contado con la colaboración del Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Agüimes.

Hay que recordar que tanto ‘El crimen de la calle Fuencarral’ como el primer montaje de la trilogía, ‘Ana, también a nosotros nos llevará el olvido’, también estuvieron presentes en la carrera por los premios Max de las Artes Escénicas en 2019 y 2020.

Asimismo, ‘El crimen de la calle Fuencarral’ fue incluido en la edición 48 del Cuaderno de Espectáculos Recomendados por la Comisión de Teatro y Danza de la Red Española de Teatros, junto a otros 21 espectáculos nacionales.

El citado montaje se aborda en clave de farsa trepidante y se inspira en los textos periodísticos que Benito Pérez Galdós escribió para el periódico argentino ‘La Prensa’ como cronista de uno de los sucesos más conmovedores acaecidos en España en 1888: el asesinato de Luciana Borcino en su domicilio madrileño, cuyo posterior proceso judicial terminaría con la ejecución a garrote vil de la única culpable, Higinia Balaguer, que se convertiría en la última persona ajusticiada de manera pública de la historia en España.