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Noticia: La Casa de Colón presenta el libro ‘Juan del Castillo Westerling’ con un esbozo de su biografía y un catálogo de algunas de sus obras

15 de marzo de 2021

La Casa de Colón presenta el día 17 de marzo, a las 19:30 horas, el libro ‘Juan del Castillo Westerling. Un canario internacional del siglo diecinueve’, escrito por Jonathan Allen y que incluye un primer esbozo de la biografía de este pintor, botánico, coleccionista, filántropo y genealogista, y también un catálogo de las obras que formaron parte de la exposición ‘Juan del Castillo Westerling. Crítica y sátira en el siglo XIX’ de la Casa de Colón en 2019 y de retratos hasta ahora inéditos.

Esa muestra de caricaturas, que estuvo comisariada por Jonathan Allen y que ahora recoge este libro, reunió por primera vez parte de la producción artística del grancanario Juan del Castillo Westerling (1831-1900), que trazó mediante sus obras un excepcional retrato de la centuria de la que fue marcado protagonista.

A estos dibujos se suman ahora otras obras que pertenecen al ámbito privado, especialmente retratos familiares del Conde de la Vega Grande de Guadalupe y de allegados, que ven la luz pública a través de este libro realizado gracias a la colaboración del Servicio de Museos de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario y el Gobierno de Canarias. También se incluyen imágenes de murales y piezas de gran formato.

El objetivo de esta publicación es acercar a la sociedad obras que están en el ámbito privado y de las que no hay un estudio previo, para formular una contextualización de la Historia del Arte en aquel momento, y a la vez rescatar un personaje del que no existían publicaciones hasta el momento.

En el acto de presentación del libro intervienen la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta, el profesor de Filología francesa en ULPGC y autor de los textos, Jonathan Allen, el autor del prólogo y descendiente de Juan del Castillo, Iván del Castillo Benítez de Lugo, y el director de la Casa Museo León y Castillo y coordinador de la publicación, Franck González. Para acudir es necesario inscripción previa en www.casadecolon.com/es/actividades.


Un hombre polifacético

Polifacético y tremendamente inquieto en su vocación cultural, Juan del Castillo Westerling presenta un perfil singular en el contexto del arte en Canarias en el siglo XIX. Es una de las personalidades más complejas y especiales que alumbró la escena de la cultura de su ciudad natal, Las Palmas de Gran Canaria.

La educación de Juan del Castillo estuvo encauzada por su padre, Agustín del Castillo y Béthencourt, cuarto Conde de la Vega Grande de Guadalupe, que lo envió al Colegio de San Felipe Neri en Cádiz. Su afición por el dibujo se manifestó mucho antes, durante la infancia, por lo que fue matriculado como alumno en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando en la cuarta década del siglo XIX.

Un Federico de Madrazo recién retornado de Roma, le transmitirá la estética del romanticismo más realista, a la vez que en el Museo del Prado copia a los maestros españoles. Este gusto por el arte del pasado marcará su vida y se manifestará en su afán coleccionista. 

“Para él, el arte era una manera de estudiar a sus semejantes y de representar a las personas que quería y admiraba, dentro y fuera de la familia, a la vez que era un canario ilustrado”, explica el autor del libro, Jonathan Allen. “Es una persona intelectual, preocupado por el arte y la conservación, por la historia de Canarias y por las genealogías de las familias canarias”, añade.

Fue un artista especial, un hombre público y caballero de la Orden de Calatrava. También fue un aristócrata inspirado por los principios de la ilustración, que se convirtió en uno de los líderes del Partido Moderado en Gran Canaria, defensor de la causa de los Borbones, y que en su representación ostentó varios cargos públicos: fue vicepresidente de la Diputación Provincial entre 1872 y 1873, y tres meses Sub-Gobernador, en 1875. Mantuvo un epistolario político con Fernando de León y Castillo y Cánovas del Castillo, y se retiró definitivamente de la política a mediados de la década de 1870.

Su inquietud se extendió también al ámbito empresarial y a las ciencias, además de a la cultura. La calidad del tinte de sus muestras de cochinilla canaria mereció un premio en la Exposición Universal de Viena de 1973, y motivaron el interés comercial por su exportación a Europa. También destacó por el invernadero cerrado que construyó en su casa-jardín de Vegueta, donde cultivaba orquídeas, y por su posicionamiento a favor del impulso de un Jardín Botánico en la Isla. Además, promocionó el valor de la palmera autóctona (Phoenix canariensis).

 

La exposición satírica y su relación con otros canarios en Madrid

La exposición ‘Juan del Castillo Westerling. Crítica y sátira en el Siglo XIX’ presentó en la Casa de Colón y posteriormente en la Casa-Museo León y Castillo,  desconocidas imágenes para el público canario hasta ese momento.  En la década de 1850 el joven Del Castillo Westerling comenzó a trazar unos dibujos satíricos con los personajes masculinos y femeninos que más le impactaban. Una motivación en la línea de las corrientes críticas de la modernidad española por entonces.

En esa muestra de piezas de este artista, algunos de sus protagonistas son víctimas de ideologías del pasado, caballeros que defienden el honor a toda costa en esos lances que causaban estragos. Se trata de pequeños retratos humorísticos, a veces cómicos y burlones -de dandies, aristócratas, políticos, cupletistas, tenores y damas en calesa-, en las que el artista despliega unas dotes considerables de observación y crítica.

Estas imágenes abrían una ventana al universo social español, retrotrayéndonos al Madrid de 1850, cuya sociedad, usos y costumbres, estaban conociendo sus paisanos, Benito Pérez Galdós, Felipe Pérez del Toro y Fernando de León y Castillo.

Este primer estudio de Juan del Castillo Westerling sirve para ilustrar la situación del dibujo y la caricatura a mediados del siglo XIX, época en la que también realizaba dibujos Benito Pérez Galdós en revistas como ‘Las Canarias’ en Madrid, relacionados con el núcleo de canarios residentes en la capital de España, explica el director de la Casa-Museo León y Castillo, Franck González.

“Hay dibujos que representan a los mismos personajes, eran el círculo de amistad, esa pequeña colonia de canarios, que era muy incipiente todavía, que tenía fuertes lazos de familias y parentescos, y que se reunían en Madrid, entre otras cosas, porque partían de las mismas necesidades”, agrega González.

Y es que, en esa época, el pago que recibían los estudiantes para sufragar las pensiones y la comida era a través de pagadores, que eran miembros de estas familias. Ellos proveían estas cantidades, ropa o soluciones cuando se daban circunstancias, porque en ese momento el correo podía tardar tres semanas, especifica.

Por ese motivo, había una cercanía entre todos los canarios que estaban en  Madrid, que representaban a una ínfima cantidad de población. Eran jóvenes que iban a estudiar para abogados, porque su objetivo era que a su regreso fueran alcaldes o que ocuparan puestos altos en la Administración del Estado, detalla González.

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