Sus raíces son canarias pero nació en Milán. Patricia Kraus ha digerido de manera natural multitud de géneros musicales. Podía haberse instalado en el espacio de la ópera ayudada por su legendario apellido, pero decidió aventurarse en otros registros con los que ha levantado una carrera con la que se ha autoafirmado en muchas cosas y crecido como cantante. Antes de emprender gira por Finlandia y Chile durante los meses próximos, el viernes, día 9 de septiembre, se sube al escenario del Encuentro de Música Teresa de Bolívar que organiza la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario en Teror, para presentar rodeada de su banda un repertorio de temas basado fundamentalmente en su último trabajo editado en España, ‘Ecos’, que se verá completado con otras canciones de anteriores entregas.

‘Ecos’ es una mirada sobre mi misma a través de las canciones que me han acompañado a lo largo de mi vida y la de quienes compartimos un mismo territorio sentimental. Se trata de un trabajo con versiones de canciones latinoamericanas de Mercedes Sosa, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez o Alejandro Lerner, entre otros”, señala Patricia Kraus, quien estima que el jazz y el blues –músicas con las que ha experimentado en los últimos años- le han permitido en este último trabajo “mantener una coherencia sonora y estilística. Es lo bueno que tiene la música, que puedes fusionarla y adaptarla a tus particulares registros vocales”. De esa versatilidad han surgido temas como ‘Entre dos aguas’, el clásico de Paco de Lucía, en el que explota con sugerentes modulaciones las posibilidades de su voz o, ‘Volando voy’, de Kiko Veneno, que refresca con una estética ‘jazzera’ y unos ricos desarrollos instrumentales.

“No sólo puedo defender estos temas sino aportarles un plus. La música hoy es mestiza y se nutre de la multiculturalidad y de los viajes de ida y vuelta. Todos hacemos versiones de todo y de todos, y todos tenemos influencias de todos”, añade la artista que la última ocasión en la que actuó en Gran Canaria fue hace tres años en el auditorio que precisamente lleva el nombre de su padre, el tenor Alfredo Kraus. “Siempre me gusta volver a la tierra de mis padres y de mi familia, de la que guardo muchos recuerdos de infancia”, confiesa la artista que reside en Madrid.

“Los inicios para cualquier artista son complicados. Desarrollas propuestas que tal vez no son las más adecuadas. Siempre he intentado llevar una carrera de vocalista, cosa que no es fácil en un país como España, en donde no existe mercado para tanta oferta. Hay que tener mucha paciencia y creer en lo que haces”, subraya. Reconoce que sus influencias recorren un amplio espectro de géneros, desde el clásico a la música negra: “Me crie y crecí en los camerinos de muchos teatros del mundo acompañando a mi padre en sus frecuentes giras y compromisos. En mi familia no sólo cantaba mi padre sino mis tíos Carmen y Paco. En mi casa siempre ha habido una gran tradición de voces como en casi toda Canarias. Luego me entusiasmé con la colección de discos de ‘ragtime’ y góspel que tenía mi padre en casa… quizás el común denominador en ese crecimiento haya sido el valor de la voz como instrumento más preciado. He tratado de ir avanzando, pero a medida que recorres más distancia te das cuenta de que sabes menos, aunque tu propósito siempre es ser mejor. Me acerqué a la música por las grandes voces negras y latinoamericanas”.

Patricia Kraus opina que la situación de la cultura musical en España es de “absoluta precariedad. Apenas existe iniciativa privada y la radiofórmula impone su criterio con los productos de consumo masivo. La otra música debe defenderse en otro tipo de canales restringidos y en circuitos en los que puedes desarrollar tu carrera. Una vez desplomada la industria de las discográficas, las plataformas digitales se han convertido en el vehículo que te permiten dar a conocer tus proyectos en cualquier parte de un mundo global. Energía creadora en España siempre ha existido, pero seguimos siendo muy Quijotes. Ahora hay muchos músicos mejor formados y lo lamentable es que carezcamos de un tejido industrial que pueda apoyar con criterio y garantías de permanencia toda esa fortaleza vital artística. Público hay, lo que no hay es tejido”, se lamenta la cantante, que confiesa “estar mejor que nunca”.

La artista canaria actuará en el Teresa de Bolívar, un evento que desde hace 28 años viene aglutinando su oferta alrededor del espíritu musical de aquellos cantantes y canciones que se han convertido en imperecederas porque se han transmitido con devota naturalidad de generación en generación. De esa música habla Kraus: “Esos temas y letras han tenido la capacidad de expresar y comunicar en una época determinada de la historia lo que la gente anhelaba y aspiraba de manera universal. El espíritu de lo que contaron sus autores aún prevalece por ello, porque supieron con sabiduría contactar con determinadas emociones del ser humano. En muchos grandes temas de la música popular coinciden como una unidad melodía y letra”, concluye. En Teror estará acompañada por una banda integrada por los italianos Gherardo Catanzaro (piano y teclados) y Enrico Barbaro (bajo) y el batería cubano Georvis Pico.